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La universidad pública ya no tiene su sitio

Maria Pilar Garrido

Publicado el 25/07/2013 14:07

Las universidades públicas en España tienen los días contados. O eso es lo que nos hace pensar los datos ofrecidos en los últimos meses sobre la expansión de las universidades españolas tanto en el ámbito público como en el privado. La última universidad pública se creó hace casi quince años, mientras que el progreso de las universidades privadas ha sido mucho más acentuado, multiplicándose en ese tiempo por dos hasta llegar a las 31 actuales.

Los tiempos de crisis no han sido para tanto para las universidades privadas ya que han visto como desde 2008 han nacido seis nuevas universidades privadas y dos más se encuentran en camino.

Lo que sí es cierto es que este año, después de muchos, se ha visto disminuido por primera vez el número de alumnos matriculados en las universidades privadas. Unos 4000 alumnos menos se han matriculado en las aulas universitarias de los centros privados. Sin embargo, los estudiantes de máster de las privadas se mantienen en unos 27.000 alumnos, a diferencia de lo que ha ocurrido en la universidad pública donde han notado una pérdida de alumnos por primera vez.

Estos datos pueden llegar a ser posibles debido al aumento de los precios de los másteres universitarios. Salvo los másteres que son obligatorios para ejercer una profesión en concreto (como por ejemplo es el máster de educación secundaria), el resto de másteres ofrecidos han visto como ha aumentado considerablemente el precio de su matrícula, llegando incluso a igualarse con los másteres ofrecidos por las universidades privadas.

Esto, supone un grave problema para las personas que, por ejemplo, están estudiando y trabajando a la vez ya que los problemas añadidos para la subvención de una beca se han visto también notoriamente agravados.

La universidad pública debe garantizar que todo el mundo, sin depender de su situación económica o social individual, tenga una educación desde que son recién nacidos hasta donde ellos mismos quieran, ya sea en Bachiller, como en carrera universitaria así como en máster o doctorado.

Con el encarecimiento de las matrículas y su consecuente equiparación con las universidades privadas estamos perdiendo estudiantes a un ritmo vertiginoso. Debemos tener en cuenta que no todo el mundo se puede permitir pagar 5000 euros de máster, y mucho menos aún si no le conceden una beca.

Si miramos en el plano económico, el hecho de que existan muchos menos alumnos en las aulas de las universidades públicas supone una gran pérdida para esos centros y por lo tanto una gran restricción. Pero si miramos en el plano humano, la situación es aún mucho más grave, ya que el privar a una persona de su derecho de formarse en el ámbito que él desee es privarle de una igualdad de oportunidades del que tanto se presume.

La educación también es una inversión de futuro, y si poco a poco vamos eliminando a los jóvenes estudiantes de las aulas universitarias poco a poco iremos eliminando también un fuerte foco de economía, sin hablar, claro está de la omisión de futuros profesionales.

Nos duele la boca de decir que la educación no se toca, que es un DERECHO UNIVERSAL de todos y para todos, y nos la están robando a pasos agigantados en nuestra propia cara.

Que las propias universidades sean las que tengan que sacar fondos de emergencias para ayudar a sus estudiantes a cubrir los gastos que significa hoy estudiar, tiene mucho que decir de la política que está tomando en este país.

Es nuestra vida, es nuestro derecho y es nuestro futuro. Estudiar no es un lujo al alcance de unos cuantos por lo que no podemos permitir que se nos cierre con un candado la oportunidad de completar nuestras vidas. Y quiero terminar recordando unas palabras del político Diego Luis Córdoba que afirmaba que “Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”.

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