Eurostat ha sacado a la luz un informe con unos datos que, a estas alturas, no nos llegan a sorprender. España finalizo el año 2013 con la segunda tasa más alta de desempleo para los menores de 30 años, tan solo por detrás de Grecia y doblando la tasa de desempleo de media en Europa.

Por otra parte, nos encontramos con los datos facilitados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, el cual refleja que en el último año se hay reducido el empleo de los menores de 25 años en más de 50.000 personas.

En estos nuevos empleos ha tenido una gran incidencia los contratos de formación, el cual iba destinado a aumentar la empleabilidad de los jóvenes con edades comprendidas entre 16 y 30 años.

Desde 2008 hasta a actualidad, los contratos de formación han experimentado un aumento del 54%, subiendo la firma de estos contratos de 34.800 a más de 53.600.

De estos contratos de formación, seis de cada diez son firmados por trabajadores que cuentan con estudios secundarios, si bien pueden seguir continuando con sus estudios mientras desarrollan su actividad laboral.

Otro 27% corresponde a profesionales con estudios primarios, mientras que un 5% no dispone de formación académica completa. De éstos, los empleados con Formación Profesional de Grado Medio suponen el 3,6%; los que cuentan con Formación Profesional de Grado Superior, el 1,8%. Por último, el 3,1% restante corresponde a trabajadores con formación universitaria.

La situación económica que envuelve al país ha hecho que entendamos los contratos de una manera diferentes, sobre todo en lo referente a los jóvenes. El gran número de desempleo juvenil ha ocasionado que las comunidades autónomas se vean obligadas a crear nuevos programas para ayudar al desarrollo profesional de los más jóvenes.