Hace poco, estuvimos narrando la historia de Malala Yusafzai y conmemorando el día de su 16 cumpleaños que fue celebrado en todo el mundo y conocido como “Malala day”. Volvemos a la historia de esta niña que ha sido galardonada con el Premi Internacional Catalunya que ha compartido con la ex primera ministra noruega y ex secretaria de la Organización Mundial de la Salud, Gro Harlem Brundtland.

Malala fue víctima de un atentado talibán debido a las ideas de la joven por defender el derecho de las niñas a asistir a la escuela. Ella afirma que no se quiere sentir como una víctima pese a que el ataque casi acaba con su vida. En palabras de Malala “no quiero ser esa, quiero ser la que lucha por el derecho a la educación de todos, hombres y mujeres”.

Malala sigue siendo el ejemplo a seguir en los derechos de la educación. Todo comenzó con vídeos donde pedía que la dejaran volver a la escuela y defendía una escuela universal para que todos los niños y niñas del mundo pudieran ir a la escuela y no se privara de ese derecho tan básico y necesario como es la educación a nadie.

Este fin de semana, Malala ha sido galardonada con un merecido premio. Pero lo que ella pretende es que esto no se quede en un premio y en una historia de cómo una niña sobrevivió milagrosamente a un disparo en la cabeza, sino que espera que esto sirva de ejemplo para que se alcen las voces y se luche por una educación pública y básica, donde todo el mundo tenga acceso al mundo de la educación y no haya niños y niñas que en pleno siglo XXI sigan sin poder ir a la escuela por la situación económica de su familia o de su sociedad y mucho menos, por motivos ideológicos.

Desde aquí, mi más sincera enhorabuena a Malala por ese premio y mi invitación a que reflexionemos sobre nuestro papel en la sociedad para que podamos hacer ese sueño de Malala (y de todo el mundo) realidad.