Los problemas económicos también han llegado a las aulas universitarias. En numerosas universidades, sobre todo las más antiguas,  se han visto obligados a coger las tijeras y comenzar a hacer recortes y más recortes. Salarios, plantillas, luz y hasta folios, han sido las víctimas de los recortes producidos por las deudas y de las facturas que se acumulan en los cajones.

Las universidades se quejan de la reposición de personal y de la financiación de las universidades. En estos dos últimos años se ha perdido en las siete universidades públicas de Cataluña 1500 docentes.

Estos recortes los podemos ver de manera significativa en gastos como por ejemplo la luz o la calefacción. El rector de la universidad de Oviedo ha llegado incluso a reconocer que pasan frio en la universidad, pero que un día sin calefacción supone un ahorro para la universidad de 10.000 euros.

Aunque no todo es negro en las universidades, ya que existen algunas que rompen con el molde y consiguen cuadrar sus cuentas año tras año. Algunas de las universidades que pueden presumir de no deber dinero son la universidad de Rovira y Virgili de Tarragona, la del País Vasco, la de Navarra o la de Granada.

Debido a la gestión que se ha producido en esas universidades los recortes no han sido tan significativos, no ha hecho falta que los alumnos mueran de frio en las aulas ni que tengan que estudiarse los temas en el ordenador por falta de papel.

Estas medidas parecen más efectivas que la de suprimir ciertas titulaciones como se ha realizado en el País Vasco. Yo personalmente prefiero pasar calor o frio en las aulas que a que supriman mi carrera y tener que transportarme a otra ciudad (además suponiendo el incremento de becas de movilidad que esto supondría).

Ahorremos, pero no suprimamos ni escatimemos en recursos ni en materiales, porque es nuestra educación y nuestro derecho de estudiar lo que queramos donde queramos y con unas buenas condiciones.