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Sin educación no hay distinción

Mari

Publicado el 23/04/2012 12:04

«Donde hay educación no hay distinción de clases». Tal afirmaba el sabio chino Confucio, que, vista la que está cayendo en España, se frotaría los ojos ruborizado de lo poco que ha avanzado el mundo desde el siglo V a. C. Lo que más de dos milenios costó igualar, la sociedad a través del acceso a la enseñanza y la facilidad de formarse en la universidad sin presentar hidalguías antiguas, hoy, 2012, se fractura un poco más gracias a las últimas medidas del ministro Wert, que afectan a todas las autonomías, empezando por la nuestra.
Sorprende que se pretenda que los hijos de los parados tengan que pagar más matrícula por un derecho, que para ellos se torna privilegio, mientras no se cuestionan las reprobables embajadas catalanas en el extranjero, las empresas públicas o el mismísimo e ineficaz Senado. La universidad, desafortunadamente, se ha situado en el centro del huracán del cambio y de algo más.
A pesar de tanto zarandeo al sistema, aún estamos a tiempo de detener estas desafortunadas medidas. Basta con alzar la voz para llamar la atención sobre el problema. Tal es la función, también, del verdadero universitario. Por eso, a quienes formamos parte del Alma Mater leonesa nos llenó de orgullo el mensaje del rector Hermida el pasado 19 de abril ante el consejero de Educación Mateos. En una sala abarrotada se escucharon dos discursos muy distintos. Las palabras del consejero Mateos se circunscribieron al ámbito de lo esperable: aumentar las tasas, recortar profesorado, vigilar como el halcón a la presa los centros del saber y la formación o reducir becas y apuesta por la investigación, medidas que han de conducir a un empobrecimiento, aún mayor si cabe, de un país, el nuestro, que ya navega por aguas procelosas en el mar de la mediocridad.

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