Uno de los temas en educación que más controversia y discrepancias está causando estos últimos días son las declaraciones de Montserrat Gomendio al plantearse suprimir el sistema de becas actual y sustituirlo por préstamos que el alumnado tendrá que devolver al finalizar.

Gomendio afirmo querer parecerse al sistema de préstamos que se lleva a cabo en Inglaterra donde el alumnado puede devolver “en cómodos plazos y sin intereses” el préstamo que han conseguido después de conseguir un empleo en el que ganen más de 21.000 libras al año.

Creada la polémica, Educación tuvo que salir del paso afirmando que “no plantea pasar de sistema de becas al de préstamos en la universidad”.

Los diversos sindicatos, tanto de estudiantes como de trabajadores, piden que se fijen en otros modelos europeos en lo que respecta a la educación, como por ejemplo en el acceso a los estudios de grado de manera gratuita en Dinamarca, Estonia, Grecia, Malta, Austria, Finlandia, Suecia y Noruega.

Por otro lado nos encontramos con países en los que el coste de acceso a la universidad es muy bajo, costando su matrícula entre unas pocas decenas de euros hasta un máximo de mil euros. En este caso podemos encontrar países como República Checa, Polonia, Eslovaquia, Francia, Islandia, Bélgica, Bulgaria, Alemania y Portugal. Y, en todos los casos, existen sistemas de becas para los alumnos más brillantes o con menos recursos.

En el polo opuesto nos podemos encontrar con Estados Unidos, cuyo alumnado paga un importe muy elevado por sus estudios y por sus préstamos. En 2012, el sistema bancario estadounidense determino que uno de cada cinco jóvenes no podría devolver el importe de sus préstamos al finalizar sus estudios.

Algunos expertos ya se han declarado a favor o en contra de los nuevos sistemas de préstamos, y la inmensa mayoría coincide en que no es necesario contraponer ambos sistemas y que por lo tanto la posición del gobierno de escoger una u otra “no tiene sentido”.

Juan Antonio Vázquez, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo ha afirmado que “debe mantenerse siempre un sistema de becas. Las becas serían más útiles en el grado y, en ciertos niveles de especialización o de máster, a lo mejor habría que recurrir más a préstamos. Así garantizas la gratuidad de la enseñanza, pero no se puede garantizar siempre y a todos los niveles”.

Por el momento, el sistema de becas va a seguir igual que este último año, pero no se ha de descartar que el gobierno desarrolle nuevas formulas para cambiarlas y acabar convirtiéndose en el modelo inglés.