Más de 1.000 millones de personas en el mundo entero viven con algún tipo de discapacidad. Casi 93 millones de esos discapacitados son niños. En muchas ocasiones, esas personas se ven marginadas a causa de los prejuicios sociales que existen a su alrededor.

En la mayoría de las ocasiones, los principales problemas de las personas con algún tipo de discapacidad es la limitada flexibilidad de los agentes sociales para atender a sus necesidades especiales. Uno de esos principales agentes donde se muestran esos problemas es en la educación.

Estas desigualdades ocasionan que las personas con algún tipo de discapacidad tengan menos oportunidades para acceder a una educación de calidad que se imparte en contextos integradores.

Y estas desigualdades se encuentran principalmente por la actitud que el entorno social tiene respecto a la discapacidad.

A lo que quiero llegar es que en la mayoría de las ocasiones las barreras de las personas discapacitadas somos nosotros mismos.

Esta reflexión ha llegado a mí tras ver el programa “tengo once años” que ha publicado televisión española. En ella se reflejan la vida de Ángela e Isabel, las cuales tienen once años y conviven de manera directa con situaciones de discapacidad. Es realmente sorprendente y os invito a todos a que lo visualicéis.

Además, este programa tiene segunda parte. En este segundo capítulo nos acercan a la vida de Marcos y Alba. Marcos vive con su hermano Dawit, que tiene TEA (Trastornos del Espectro Autista) y Alba padece una discapacidad visual de 1 por ciento.

Os animo a visualizar ambos programas y a reflexionar un poco sobre cuáles son las verdaderas barreras para estas personas con discapacidad. Espero que lo disfruten.