En la sociedad actual se educa a los niños desde la infancia en la importancia de estudiar una carrera universtiaria, dejando la Formación Profesional como una opción de segunda. Sin embargo, este nivel formativo aporta una formación mucho más práctica a los jóvenes, ofreciéndoles un contacto más cercano con la realidad laboral y una llave para trabajar en algunas de las empresas clave del sector.
Al salir de Bachillerato directos hacia estudios universitarios, los alumnos llegan a la Universidad en muchas ocasiones desorientados, encarando los próximos cuatro años de una carrera a ciegas y, en ocasiones, descubriendo al poco tiempo que no es la formación que les apasiona y por la cual sienten vocación, lo que les lleva a abandonar sus estudios cargados de desmotivación. Esto no ocurre en una FP, ya que desde el primer día los estudiantes se ponen en la piel de los profesionales, poniendo en práctica los conocimientos adquiridos para descubir a través de la práctica si esa es la profesión que desean desarrollar en su futuro.
Además, la Formación Profesional les permite obtener una titulación en solo dos años en los cuales contarán con unas prácticas en centros de trabajo especializados en su sector. La metodología de la FP se estructura en una serie de módulos en los que el alumno adquiere todas las competencias necesarias para saber desenvolverse en su puesto de trabajo. Esto es algo que favorece bastante la motivación, ya que al haber elegido estudiar una FP específica la mayor parte de las horas de clase está recibiendo formación en aquello que le apasiona.
Por otra parte, un factor importante a la hora de elegir estudiar una FP es la inserción laboral que proporciona un ciclo formativo. Debido a su enseñanza centrada en la práctica y a los contenidos orientados a las necesidades de las empresas, un grado de Formación Profesional le ofrece a los graduados una alta tasa de empleabilidad. Asimismo, se prevé que en 2030 las organizaciones solicitarán más empleados con estudios de FP que con una carrera universtiaria, tendencia que se puede estimar si se observa el crecimiento que han tenido en los últimos años las ofertas de empleo que demandan perfiles técnicos frente a univesitarios, encadenando aumentos durante 7 ejercicios económicos consecutivos.
Por todos estos motivos es necesario replantear el concepto de proyección académica que tienen los jóvenes, mostrando la FP como una vía para conocerse a sí mismos, saber qué es lo que les motiva y acceder de manera sencilla al mundo laboral. Además, a través de un grado superior los titulados conseguirán un acceso directo a la universidad en el caso de querer continuar formándose siempre y cuando la nota media del ciclo formativo cursado sea igual o superior a la nota de corte de la carrera que desea cursar. Sin duda, son muchas las ventajas que ofrece la Formación Profesional a los más jóvenes.
