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Legado Cultural Luterano basado en el esfuerzo

BEATRIZ MARTÍN GARCÍA

Publicado el 24/07/2015 13:07

Martín Lutero (1483 –1546), nacido como Martin Luder, después cambiado a Martin Luther, fue un teólogo, fraile católico agustino recoleto y reformador religioso alemán, en cuyas enseñanzas se inspiró la Reforma Protestante. Inauguró la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo e influyó en las demás tradiciones protestantes.

El legado cultural de Martin Luther inspira a determinados sistemas educativos, como lo puede ser el finlandés, a fundamentar su práctica escolar en la responsabilidad que promueven la disciplina y el esfuerzo, a la que también la acompaña una climatología que motiva a toda la comunidad educativa a participar en el gran mundo de la educación, entendida como llave para el desarrollo social.

El reconocimiento de que el éxito educativo se basa en la disciplina, dedicación y esfuerzo hacia las tareas de formación supone reconocer que el genio no nace, sino que se hace; es decir, se desarrolla y se perfecciona con un extraordinario trabajo. No se basa en la suerte ni en una serie de dones extraordinarios, sino en un duro esfuerzo temprano, intensivo, emocionalmente compensado y bien orientado, sobre la base de unas capacidades y habilidades personales bien identificadas y estimuladas. Siempre habrá posibilidad de mejora, de avance personal y de no estancamiento, mediante una formación continua que nos conduzca hacia el perfeccionamiento de las tareas emprendidas con anterioridad y de las nuevas tareas que deseemos desarrollar.

Esto debe de enseñarse en las aulas, pero más que hacerlo de una forma obligada, se debe hacer que sean los propios alumnos lo que mediante la práctica observen como con dedicación y esfuerzo lograrán lo que se propongan. Las clases deben ser participativas, que involucren al alumnado en su propia enseñanza y que no sean meros aprendices, sino creadores y consumidores de una educación de calidad.

El legado cultural de Martin Luther es lo conocido actualmente como “Cultura del esfuerzo” donde esfuerzo consiste en enfrentarse a las dificultades con el ánimo de superarlas para conseguir metas, lo que supone la realización de una acción activa para lograrlo, relacionado con la perseverancia.

Pero, ¿actualmente se promueve realmente este esfuerzo tan necesario para el desarrollo de las sociedades modernas? Como afirma el pedagogo Fernando G. Lucini, “El esfuerzo es un valor en crisis”. Los programas de aprendizaje que venden un éxito fácil y un proceso educativo carente de dificultades y/o hándicaps que nos ayuden a superarnos a nosotros mismos, no ayudan a valorar el esfuerzo. La cultura del esfuerzo está desapareciendo y en la actualidad los medios de comunicación lanzan mensajes en los que claramente el esfuerzo es algo que todos deseamos evitar, buscando siempre la acomodación.

Vivir buscando constantemente “el camino fácil”, puede conllevar la creación de personas perezosas y conformistas, que son conducidas hacia un fracaso inminente cuando la situación requiere de mayor “esfuerzo”.

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