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Cómo fomentar el hábito lector en el alumnado

Mónica Aguilera

Publicado el 11/11/2021 13:11

Uno de los retos con los que se encuentran los docentes es que el alumnado lea y disfrute cuando lo haga y es que la lectura se convierte en una herramienta fundamental para potenciar el desarrollo psicológico y afectivo de los niños/as, además de brindarles la oportunidad de experimentar sensaciones que les permitirán aprender y madurar. Se hace también necesario señalar que la lectura mejora la capacidad lingüística del alumnado y si bien hay hábitos que se desarrollan desde el hogar, el profesorado desempeña un papel fundamental para que se fomenten los cimientos del futuro adulto lector.

Actualmente el alumnado está acostumbrado a la inmediatez y la sobreinformación, motivo por el cual se distrae y pierde la concentración fácilmente. Por ello, actividades como la lectura se ven gravemente afectadas. A continuación, se describen algunas estrategias para motivar al alumnado a que lea.

Para aquel alumnado que se encuentra en la etapa de educación infantil y que no sabe leer es muy importante que se fomente la lectura por ejemplo leyéndole cuentos que promuevan su interés y que ellos/as vean que forman parte de ese libro. Así se fomenta que el niño/a busque historias de forma autónoma.

Es importante señalar que uno de los errores que frecuentemente se cometen es iniciar a los niños/as en el hábito de la lectura obligándolos a leer textos extensos y que les generan poco interés. Una herramienta que resulta de utilidad es acercarlos a la lectura utilizando libros de temáticas actuales o cuentos que estén de moda. Los docentes deben dejar que los alumnos elijan lo que realmente quieren conocer y preocuparse por entablar conversaciones con ellos a través de las cuales puedan determinar lo que realmente les interesa. De este modo, podrá conocerlos mejor y recomendarles libros ya que cada niño es un mundo diferente. Para fomentar ese interés también se puede ir con ellos a la biblioteca para que conozcan que existen muchas historias divertidas por leer.

Otra de las estrategias que pueden poner en práctica los profesores es la dramatización de las historias que se cuentan en los libros que leen sus alumnos, por ejemplo, se puede seleccionar un fragmento de un texto que pueda resultarles interesante. Se debe analizar el mismo de forma previa para luego pedir a algunos alumnos que lean en voz alta dicho fragmento del modo más expresivo posible.

También es importante que el alumnado comparta sus gustos por la lectura entre sí, una de las actividades que se le podría plantear para ello sería motivar de forma diaria a que cada alumno comente lo que está leyendo, por qué ha elegido en concreto ese libro y qué es lo que más le llama la atención de este. De esta forma se potencia la decisión, el gusto y se promueve el interés de aquel alumnado que aún no se ha animado a leer por su propia cuenta.

Desde el ámbito escolar, el profesorado puede promover el hábito lector estableciendo un tiempo determinado para leer de forma diaria. Cuando se empieza con esta actividad, se puede leer con ellos, pero después se les debe inculcar que lo hagan solos y escojan temas que les guste. Una de las características más frecuentes en los pequeños es la curiosidad de entender todo lo que sucede a su alrededor, por lo que el docente podría aprovechar la oportunidad de ofrecerle las respuestas a sus interrogantes en libros prácticos que incentiven su lectura de manera natural. Por ejemplo, si el alumno tiene mucha curiosidad en temas de ciencias, se les puede recomendar una lectura corta sobre ello.

Nos encontramos en la era digital y la mayoría de los jóvenes se desenvuelven muy bien con el uso de la tecnología por lo que una manera eficaz de promover el hábito lector puede ser a través del uso del libro digital, herramienta que puede tener en sus dispositivos digitales y que ayuda a fomentar en ellos una cultura de lectura gratificante.

Por último, es preciso hacer alusión a que la lectura debe ser una actividad divertida porque solo de este modo llegará a convertirse en hábito. Por ello, es muy importante que los docentes animen a sus alumnos a leer, que no los castiguen con la lectura sino que les enseñen el valor de la perseverancia en un libro, aunque les cueste, eso sí siempre sin obligarles a leer ni terminar un libro que no les guste porque si no se conseguirá el efecto contrario al que se pretende.

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