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Malala es nuevamente premiada por su lucha sobre la educación

Maria Pilar Garrido

Publicado el 31/03/2014 13:03

Malala Yousafzai ha recibido este fin de semana junto con Pilar Mateo, creadora de una pintura insecticida contra el mal de Chagas, uno de los Premios Convivencia concedido por la Fundación Manuel Broseta en la Comunidad Valenciana.

Todos los discursos iban encaminados a resaltar la importancia de la educación para combatir las desigualdades sociales y la puesta al servicio del conocimiento para mejorar la calidad de vida de las personas.

El discurso ofrecido por Malala iba por el mismo encaminado. La joven paquistaní afirma que cuando los talibanes prohibieron a las niñas ir a la escuela fue cuando se dio cuenta “del poder de la educación en las mujeres y de lo importante que era hablar”.

Malala tuvo una mención especial por todos los millones de niños que no tienen acceso a la escuela y por lo tanto “se ven privados de sus derechos humanos fundamentales”, ya que, como afirma esta niña, “en el colegio no solo se aprende física, química o matemáticas sino que se aprende la igualdad porque sentados uno al lado del otro se aprende a respetar la cultura y la religión del otro”.

Durante su discurso, Malala quiso enfatizar la importancia de la palabra frente al terrorismo,  ya que ella misma afirma que “fue capaz de plantar cara a la intolerancia y empuñar el arma más temida para los que pretenden suprimir la libertad bajo el yugo de su silencio, la palabra”.

La otra premiada, Pilar Mateo,  afirmo en su discurso que “reducir la capacidad científica de un país nos empobrece colectivamente y rechazar la relación personal con los diferentes nos empobrece individualmente”, asegurando que la responsabilidad ante el sufrimiento humano “no tiene límites territoriales, ni étnicos, ni religiosos, ni políticos, ni ideológicos”.

Estas dos premiadas son un ejemplo a seguir en cuanto a lucha por la educación  y por la igualdad en todo el mundo. Merecido premio que debería hacernos reflexionar sobre cómo podríamos actuar desde nuestro pequeño pueblo o ciudad para mejorar un poco más la educación igualitaria y luchar contra las desigualdades así como la privacidad de los derechos humanos.

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