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El control de esfínteres en los niños

Maria Garrido Nuñez

Publicado el 28/06/2019 19:06

 

El control de esfínteres es un proceso de aprendizaje. Sin embargo. El control del esfínteres supone el paso de un comportamiento reflejo automático a una conducta voluntaria y controlada. Hablamos de la no existencia de control de esfínteres cuando el niño/a moja la cama durante la noche y/o se moja por el día después de una determinada edad.

Gran parte de los niños/as logran ese control diurno entre los dos y los tres años y es aproximadamente a los cinco años cuando se adquiere el control nocturno. En esta etapa la capacidad de la vejiga aumenta progresivamente.

Controlar esfínteres no es solo una cuestión orgánica, que se acabará logrando en un momento u otro. Controlar esfínteres tiene unas consecuencias psicológicas, es un aprendizaje importantísimo para el niño y no debiéramos restarle importancia.

Entre los 12 y los 18 meses, el niño comienza a tomar conciencia de su necesidad de orinar al reconocer las señales de distensión y de llenado procedentes de su vejiga. Este avance se produce como consecuencia de la maduración del sistema nervioso. En este momento puede ser que el niño empiece a hacer alusiones al pis, por ejemplo, adopta ciertas posturas como las piernas en tijera, pone caras, gestos, muestra molestas ante el pañal y el pis o la caca que hay en él, se le quita el pañal y lo tiene seco (normalmente en la siesta).

El control de esfínteres suele ser para los niños/as y para los padres y madres un periodo de cierta tensión, y esta tensión tiende a aumentar cuando el niño tarda en lograrlo. Sin embargo, como adultos no podemos desesperarnos, tal y como he mencionado anteriormente es un proceso y a veces el niño/a se estresa al sentirse presionado por las exigencias. Debemos entender que dentro de este proceso hay niños que tardan más y otros menos, el primer paso, por lo tanto para iniciar el control de esfínteres es la paciencia.

El control de esfínteres es una destreza configurada en el ámbito de la autonomía personal que preocupa a muchos padres ya que es indispensable para participar en los ambientes sociales. Para llegar a la consecución de dicho proceso será necesario llevar a cabo una serie de actuación por parte de las familias:

  • Tener muy claro y presentes los hábitos que queremos conseguir
  • Acompañar a los niños en estas actividades e indicarles cómo se realiza.
  •  Su realización deberá llevarse a cabo en un ambiente relajado, tranquilo y comprensivo ya que estamos empezando.
  • Evitaremos etiquetar a los niños con palabras o expresiones como “eres un meón” ya que la angustia puede provocar más ganas de hacer pipí.
  • El control del pis por la noche comenzará una vez que se haya controlado bien durante el día.
  • Recordar que cada niño tiene su propio ritmo y por lo tanto hay que confiar en su desarrollo estimulándolo positivamente y enseñándole pero nunca exigiéndole.
  • Llevar un control sobre las horas en las que el niño orina o hace caca durante una semana.
  • No volver a poner el pañal aunque tengamos que estar cambiándole continuamente.
  • Conseguir unos correctos hábitos higiénicos requiere por parte de padres y madres el seguimiento de una rutina, orden y horarios fijos que permitan al niño interiorizar el hábito que queremos conseguir y propiciar una mayor autonomía.
  • Para afrontar todo este proceso son necesarias por parte de los padres actitudes de perseverancia y paciencia, además de buen sentido del humor.

Ante esto, debemos tener en cuenta que el niño/a también debe tener una serie de requisitos para que podemos llevar las actuaciones mencionadas anteriormente y se consiga el control de esfínteres con éxito:

  • El niño debe saber algunas palabras relacionadas con el uso del váter, como por ejemplo, pis, caca, orinal, etc. (aunque las diga a su manera), y debe diferenciarlas y entender lo que significan.
  • También debe conocer las partes y funciones del cuerpo relacionadas con el pis y la caca, por donde salen, etc.
  • Debe ser capaz de sentarse en la taza y/o en el orinal, y no debe tener miedo al agujero del váter ni al ruido de la cisterna.
  • Debe distinguir entre estar mojado y estar seco. Cuando el niño se da cuenta de que se ha mojado puede asociarlo con las sensaciones de hacer pis, y de ese modo puede llegar a anticipar las ganas de orinar. Para ayudarle a diferenciar seco/mojado podemos preguntarle a menudo si va mojado, tocándole el pañal y haciendo que lo compruebe por sí mismo.

Por último hay que tener en cuenta que si el niño/a no ha aprendido o se niega a controlar los esfínteres después de varios meses o pasados los 4 años no lo consigue, se recomienda consultar un especialista.

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