Por todos es sabido que el fin de la educación es el aprendizaje efectivo del alumnado. Pero de la teoría a la práctica hay un trecho, y el modo de llegar al alumnado para que ese aprendizaje sea realmente efectivo no es un camino fácil de sacar adelante.

Una de las metodologías para asegurar un aprendizaje efectivo es un aprendizaje por competencias en el que entran, obviamente, los contenidos, pero los cuales no tendrían ningún sentido si no va a acompañado por una serie de aptitudes y de actitudes, tanto por parte del profesorado como por parte del alumnado.

Una buena coherencia entre las distintas partes ocasionará que el nivel de comprensión sea más alto. El sistema educativo está distribuido en distintas competencias a las que el alumnado debe llegar cuando acabe su formación academia como son por ejemplo las competencias en comunicación lingüística, la competencia matemática, la competencia de la información y digital, etc.

Todas estas competencias son esenciales para el completo desarrollo del alumnado y su correcta adaptación a la sociedad en la que se encuentre. Pero en numerosas ocasiones nos olvidamos que lo que realmente buscamos es su óptimo desarrollo y por lo tanto dejamos a un lado el aprendizaje por competencias. Si pasáramos un día entero en un instituto de educación secundaria, comprobaríamos que lo que muchos profesores buscan es una simple transmisión de conocimientos para que después su alumnado lo exprese en un examen, pero ese conocimiento se olvida en un periodo de corto plazo.

Pero las competencias a las que nos referimos no son exclusivamente académicas, ya que también se deben tener muy en cuenta las competencias que nos sirven para desarrollarnos de una manera óptima a las necesidades de la sociedad en la que nos encontramos y a sus características.

Con esta última idea me refiero a la capacidad de ser críticos frente a la gran información que recibimos día a día de los medios de comunicación o a una competencia social y ciudadana que nos permita ejercer una ciudadanía democrática, por lo que el aprendizaje por competencia no consiste únicamente en el aprendizaje de unos conocimientos específicos.

Un buen aprendizaje por competencias nos llevará a un aprendizaje permanente, es decir, que permanezca a lo largo de la vida.

Porque no nos vale de nada tener en un aprendizaje que se base en conocimientos teóricos para que seamos competentes en una situación determinada en un momento determinado si no somos capaces de desarrollarnos en la sociedad de una manera correcta a lo largo de nuestra vida, por lo que no debemos luchar por un aprendizaje competencial si no en un aprendizaje por competencias.