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La importancia del hábito lector en la tercera edad

Mónica Aguilera

Publicado el 08/04/2022 12:04

La lectura es una actividad que brinda una gran variedad de beneficios desde edades tempranas. En concreto la lectura promueve la mejora de la comprensión lectora, así como de la expresión escrita y permite aprender vocabulario. Además, juega un papel esencial en el desarrollo de la imaginación y de la creatividad. En el artículo Cómo fomentar el hábito lector en el alumnado.

Haciendo alusión al fomento de la lectura, se hace necesario tratar el tema de que la lectura es importante para el desarrollo de nuestro cerebro y es que se puede decir que esta promueve el cuidado del mismo y demora lo posible la pérdida de la memoria.

Se trata por tanto de un hábito que enriquece nuestro conocimiento y que entre otros aspectos promueve la conciencia y la cultura personal. Si bien es cierto que en muchas ocasiones tanto la falta de tiempo como el estrés del día a día no nos permite dedicar tiempo a la lectura.

Pese a que la habilidad lectora es uno de los procesos que los individuos pierden tardíamente, es común que, de forma paulatina, dejen esta práctica por el esfuerzo que les lleva el tener que seguir el relato y prestar atención en lo que leen. Además, existen muchas personas que, a pesar de tener el hábito lector, al envejecer dejan de hacerlo ya que pierden la capacidad visual, aspecto que les dificulta mucho realizar adecuadamente la lectura.

Ante este hecho, lo que se recomienda tanto a los cuidadores de aquellas personas que presentan demencia como a las familias de los mismos es que procuren la realización de esta actividad por ejemplo ofreciéndoles un libro, escribiéndoles, acompañándolos cuando leen o incluso se podría animar a estas personas a participar en grupos de lectura o a utilizar otro tipo de soportes. Y es que los expertos señalan que la lectura conlleva mantener la concentración, la memoria, la atención y la construcción de imágenes visuales.

Existen diversidad de estudios que plantean una asociación positiva entre el deterioro cognitivo y la lectura. Las conclusiones que se extraen de estos estudios son que de forma más frecuente el deterioro se da cuando el hábito lector es menos habitual o el nivel de vocabulario es bajo.

Otro aspecto a tener en cuenta es que se puede afirmar que cuando se lee se produce un incremento de la conectividad cerebral en áreas que están relacionadas con la región sensorial o con el lenguaje. La explicación a ello podría ser que la lectura conlleva reflexión y concentración. Es por ello por lo que es muy importante que cuando se lleve a cabo la lectura esta sea comprensiva. En concreto en los últimos años, se han realizado numerosos estudios que han vinculado el nivel de lectura y escritura con un aumento de la reserva cognitiva. Concepto que ha adquirido gran importancia dado que se da una relación estrecha entre la misma y el correcto funcionamiento ejecutivo y cognitivo del cerebro cuando se envejece. Además, se ha llegado a la conclusión de que es un factor protector de los síntomas clínicos de las enfermedades neurodegenerativas.

Además de lo señalado se ha probado que cuanto mayor reserva cognitiva tenga una persona, mayor será también la capacidad que tiene su cerebro para contrarrestar el daño cerebral producido por determinadas patologías. En concreto, las demencias, dentro de las enfermedades neurológicas, son las que más se han asociado al término de reserva cognitiva.

Actualmente la enfermedad de Alzheimer es la forma de demencia más prevalente ya que supone entre el 60% y el 80% de los casos de demencia, aunque existen ciertas patologías que también la originan, como es el caso de las enfermedades cerebrovasculares.

En los próximos años dado que existe un envejecimiento progresivo de la población, el número de afectados se verá incrementado por estas enfermedades. Por ello es fundamental realizar actividades preventivas como puede ser el fomento de la lectura. En concreto, la lectura es un factor protector del deterioro cognitivo y  el fomento de la lectura comprensiva podría ser una buena estrategia de prevención primaria de la demencia.

Por supuesto además de todo lo indicado, la lectura genera temas de conversación, lo que promueve la interacción y las relaciones sociales, otro aspecto importante para mantener activo nuestro cerebro. Además, fomentar la lectura también presenta otras ventajas como pueden ser disminuir el nivel de estrés o, antes de acostarse, promover buenas rutinas de higiene de sueño.

A pesar de que la lectura es adecuada a cualquier edad, tanto los niños como las personas mayores son los dos grupos de población en los que se debe insistir más en el fomento de la lectura. En concreto en la población infantil es importante para promover este hábito y porque en este momento su cerebro y sus funcionalidades están todavía desarrollándose y en la población mayor para que puedan continuar manteniendo su cerebro activo pese a que su actividad sea menor, la lectura diaria es un estímulo más para su cerebro.

A modo de conclusión se puede decir que la lectura es fundamental y es algo que se debe alimentar a lo largo de nuestras vidas.

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