Estamos acostumbrados ver como desde pequeños aprendemos a través de lo que los docentes enseñan en el aula con apoyo de su libro didáctico, en el que los alumnos y las alumnas están sentados en sus pupitres y los maestros en su tarima pero ¿sería una novedad educar a través del juego?

Andrés Manjón, en el año 1888 cuando paseaba por las cuevas del Sacro Monte , escuchó como unos niños cantaban el Ave María, lo que le empujó a iniciar su obra pedagógica con dichos niños. Para este gran educador “ no el mejor maestro el que más sabe, sino el que, sabiendo lo necesario, tiene el don de saberlo enseñar»; el alumno «es un ser activo, y, por tanto, el maestro… no debe hacerlo todo». Debe guiar al niño, «pero yendo a su paso y sin anticiparse a los años y al desarrollo de sus facultades”. Su principal fin fue dar una enseñanza gratuita a los niños gitanos para integrarlos en la sociedad.

Su pedagogía tuvo lugar en las escuelas del Ave María, la cual se basaba en la enseñanza a través del juego, ya que es algo innato en su naturaleza activa, lo que le ayudará a una mayor comprensión y retención de la material, como puede ser en el jardín que rodea al colegio, que les permiten jugar a sus anchas.

El Padre Manjón, criticó los métodos de enseñanza tradicionales, como hemos mencionado al inicio. Pretendió que a través del juego los/as alumnos/as aprendiesen matemáticas, mediante el juego de barajas de cartas o a través de los bolos; para enseñar naturales, realizó un mapa en el suelo con todas sus vertientes y provincias, en el que tenían que colocarse y realizar juegos; con la rayuela, para aprender la historia de la patria, etc.

Con ello, debemos aprender la importancia de enseñar mediante juegos, para que los pequeños se diviertan, ya que de esta manera se prepara para el medio social, trabajando en grupo, facilitando la actividad intelectual, moviéndose libremente por el aula o por el entorno.

Para más información, adjunto un enlace sobre la importancia de la enseñanza a través del juego