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La inclusión de personas con diversidad funcional

María Santa Cruz Lebrero

Publicado el 10/06/2017 18:06

LA INCLUSIÓN DE PERSONAS CON DIVERSIDAD FUNCIONAL

1.- Introducción al tema

Siguiendo lo que afirma Muntaner (2010), a lo largo de los años se han producido cambios significativos en la manera de pensar la discapacidad y en su conceptualización. Este hecho nos está obligando a replantearnos tanto la perspectiva y los referentes de análisis como los modelos de intervención para poder situarnos en un paradigma distinto de interpretación de la realidad que nos rodea.

Debemos cambiar nuestro enfoque hacia las personas con discapacidad, no para obviar sus limitaciones ni sus dificultades, sino para analizarlas desde una perspectiva diferente que nos permita nuevas estrategias de intervención. Esta nueva forma de entender la discapacidad, la explican más como una consecuencia de las insuficiencias del entorno en el que vive la persona y las actitudes sociales hostiles, que por las limitaciones y déficit que presenta el individuo, ayudan a modificar las actitudes que se tienen sobre la persona con discapacidad en dos aspectos claves: por una parte, que el problema no es la propia persona, sino los recursos y oportunidades que le ofrece su entorno próximo; por otra parte, que junto a las limitaciones y deficiencias que presentan siempre hay capacidad y competencias que pueden desarrollarse y es a partir de estas últimas como provocamos el aprendizaje y el desarrollo. (Muntaner, 2010, p.2)

Haciendo referencia a lo que aparece publicado en el BOJA (2015), “la adecuada respuesta educativa a todos los alumnos se concibe a partir del principio de inclusión, entendiendo que únicamente de ese modo se garantiza el desarrollo de todos, se favorece la equidad y se contribuye a una mayor cohesión social”(p.3).

2.- Desarrollo

2.1.-Definición de los conceptos de inclusión y discapacidad funcional

Antes de comenzar con los conceptos de inclusión y discapacidad funcional, hay que hacer referencia a la diversidad que es entendida como “un hecho natural, complejo y múltiple” (Muntaner, 2010, p.4). Estas características están relacionadas entre sí. Es natural porque es ineludible en el ser humano, ya que todos nacemos con algo que nos hace diferente de los demás y por ello, es múltiple porque afecta a muchos ámbitos, lo que hace que sea complejo porque cuando consideramos a alguien  diferente no tenemos que fijarnos en una característica sino en un conjunto de ellas porque somos diferentes en todo no en un solo aspecto.

La definición anterior es aceptada por todos, pero hay diferentes formas de interpretarla y actuar ante ella. El enfoque que hace la escuela inclusiva que aplica la lógica de la heterogeneidad que supone “reconocer, admitir y aceptar las diferencias humanas, como un hecho natural e inevitable con el que debemos aprender a convivir también en las aulas y los centros educativos” (Muntaner, 2010, p. 5). Según esta visión, la diversidad supone un enriquecimiento para todos, ya que podemos beneficiarnos de las diferencias de los demás, sus diferentes puntos de vista, etc. No podemos pretender reducir la diversidad, sino aprender a trabajar con ella y para ello es necesario un cambio en la actuación docente en el avance hacia la inclusión. Este cambio comienza por la convicción por parte del profesorado, ya que ellos deben creer que la diversidad va a estar siempre presente y que no es perjudicial para su aula, sino que aporta muchos beneficios. Además, el profesorado tiene que tener claro cuáles son las metas que quiere conseguir con cada alumno, ya que se pretende llegar al máximo de cada uno de ellos, dentro de sus posibilidades e independientemente de sus carencias. Para todo ello, el profesor debe tener conocimiento sobre su alumnado y sobre la actuación que realizará con ellos y hacerse con diferentes estrategias y adaptarlas a las características de cada uno de ellos en concreto, lo que supone incluir la innovación en el aula y dejar una de lado una visión tradicional.

Según Ainscow (2006); Ainscow y Miles (2008) y Giné (2009) (citado  por Muntaner 2010) existen diferentes acepciones para hacer referencia al término inclusión, entre las que se encuentran las siguientes:

-Inclusión relativa a la discapacidad y a las “necesidades educativas especiales”.

-Inclusión como respuesta a los problemas de conducta.

-Inclusión como respuesta a los grupos con mayor riesgo de exclusión.

-Inclusión como la promoción de una escuela para todos.

-Inclusión como “Educación para todos”.

-Inclusión como un principio para entender la educación y la sociedad.

2.2.- ¿De dónde viene el término inclusión?

“La integración y la inclusión no deben confundirse, pues suponen perspectivas distintas de análisis de la realidad y en consecuencia plantean distintos modelos de intervención” (Muntaner, 2010, p.6).

A todo lo anterior, Cabero y Córdoba (2009) añaden que:

El objetivo de la inclusión es mayor que el de la integración, puesto que la integración se centraba en el colectivo de alumnos con discapacidad, afirmando que estas personas debían educarse en los centros ordinarios, recibiendo aquellas ayudas necesarias para facilitar su proceso educativo y autonomía personal, sin embargo la inclusión se centra en todos los alumnos. Además, la inclusión está relacionada con el acceso, la participación y los logros de todos los alumnos, con especial énfasis en aquellos que están en riesgo de ser excluidos o marginados. (p.73)

Asimismo, estos autores señalan que la integración se preocupaba de mejorar y cambiar la educación especial en vez de cambiar la cultura y la práctica de las escuelas ordinarias.

Las principales diferencias entre la escuela inclusiva y la integradora son las siguientes según Barrio (2009):

  • La educación inclusiva hace referencia a la idea de que la escuela es para todos, la educación es para todos con independencia de las características y diferencias de cada uno, sean estas por razón de cultura, raza, religión, lengua, capacidad, etc. Nos encontramos entonces ante una educación y una escuela de la diversidad, apreciándose esta como un deseo de que nadie sea excluido.

Se puede decir que el término integración está siendo abandonado, ya que detrás del mismo subyace la idea de que la integración se orienta únicamente a alguien que ha sido excluido previamente, intentando adaptarlo a la vida de la escuela. La inclusión, sin embargo, es una iniciativa diferente que se sustenta en que la comunidad educativa acepta a todos los alumnos, sean cuales sean sus necesidades, sin plantearse ningún tipo de segregación grupal.

  • En la integración, las necesidades son de los alumnos y se adopta un conjunto de actuaciones para hacerles frente y conseguir así que los alumnos se adapten en la escuela ordinaria. En la inclusión, las necesidades de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa se convierten en necesidades de la escuela, y se opta por un proyecto común, al tiempo que se adopta una serie de valores y actitudes que van cuajando en una cultura común de apoyo mutuo, de modo que todos puedan sentirse valorados y aceptados como pertenecientes a una única comunidad y valiosos para la misma. (pp. 16-17)

Asimismo, la integración se basa en la normalización de la vida de los alumnos con necesidades educativas especiales. Para estos alumnos se crean determinados apoyos, recursos y profesionales. También la integración propone la adaptación curricular como medida de superación de las diferencias de los alumnos especiales y supone, conceptualmente, la existencia de una anterior separación o segregación.

La integración en los centros ordinario de los alumnos con dificultades de aprendizaje ha servido para transformar la enseñanza tradicional, se ha pasado de la organización de aulas con un alumnado lo más homogéneo posible a aulas con un alumnado diversificado en las que se consideran a los alumnos de forma individual y en las que la diversidad es considerada como un reto que enriquece a todos.

La inclusión se presenta como un derecho humano, por lo que se trata de un objetivo prioritario a todos los nivel y que, además, se dirige a todos los alumnos y a todas las personas, pues la heterogeneidad es entendida como normal y se basa en un modelo sociocomunitario en el que el centro educativo y la comunidad escolar están fuertemente implicados, conduciendo al mejoramiento de la calidad educativa en su conjunto y para todos los alumnos. (Barrio, 2009, p.19) Se trata de una organización en sí misma inclusiva, en la que todos sus miembros están capacitados para atender la diversidad. También propone un currículo común para todos en el que implícitamente vayan incorporadas esas adaptaciones. El currículo no debe entenderse como la posibilidad de que cada alumno aprenda cosas diferentes, sino más bien que las aprenda de diferente manera.

2.3.- El camino hacia la educación inclusiva

Según Ruiz (2007):

La inclusión educativa en centros ordinarios es la forma más adecuada de escolarizar a los niños con Síndrome de Down en los centros escolares. Sin embargo, no es suficiente con su presencia en el aula, sino que es necesario que se adopten las medidas metodológicas y organizativas, proporcionar apoyos necesarios y realizar las adaptaciones curriculares que correspondan para que la inclusión sea real. (p.4)

Para conseguir una escuela inclusiva es necesario tener en cuenta los siguientes elementos:

  • La inclusión es un proceso, es decir, es un camino que realizan las escuelas con el objetivo de conseguir que todos sus alumnos se sientan parte del centro. Como afirma Echeita (2011): “La inclusión debe ser vista como una búsqueda constante de mejores maneras de responder a la diversidad del alumnado” (p. 4).
  • La inclusión busca reconocer el derecho de cualquier alumno a pertenece a un centro educativo ordinario. Lo fundamental es el cambio que se quiere conseguir sobre la organización del centro y del currículo para poder conseguir aumentar la participación de todos los miembros de la escuela.

Por todo ello, los centros y el profesorado deberán identificar y eliminar las barreas para la participación. Es decir, deberán realizar un análisis y valoración de la organización y funcionamiento del centro, detectando todos los aspectos que puedan dificultar la participación de los miembros en el centro educativo, se deberán modificar por tanto: las rutinas, la organización de los espacios, los aspectos metodológicos, la normativa del centro, las relacionas con la familia, el intercambio de información docente y la formación del profesorado, etc.

También hay que tener en cuenta que la inclusión presta una atención especial a los colectivos o personas  que tienen un mayor riesgo de exclusión, perteneciendo a este grupo alumnos con necesidades educativas especiales. Asimismo, la inclusión lleva implícita un cambio en la cultura, en las políticas escolares y en las prácticas cotidianas de las aulas y los centros.

Pero para conseguir todo lo mencionado anteriormente, el centro educativo debe abrirse a la comunidad para realizar intercambios de recursos, información, etc., y ofrecer la oportunidad a las familias de sus alumnos de que participen en el proceso de enseñanza/aprendizaje de los mismos.

2.4.- ¿Por qué diversidad funcional y no discapacidad?

Primero, se construyó el término discapacidad como un concepto que llevaba dentro la palabra, ya poco utilizada,  minusvalía como aquella persona de un valor inferior a los demás.

El modelo social de la discapacidad expresa que las personas con discapacidad son objeto de unas dinámicas que las condenan a la exclusión, no pueden ejercer su capacidad de decisión cada día, ni sus derechos ciudadanos. El modelo social definía que la minusvalía presente en las personas con discapacidad no era la consecuencia natural de una deficiencia fisiológica, sino el resultado de unas estructuras sociales excluyentes. (Ferreira, 2010, p.57)

En los últimos años, se ha desarrollado una corriente orientada a integrar y normalizar la formación y la vida de las personas con diversidad funcional. Esto es debido al incremento en la investigación de este ámbito, el aumento de las experiencias prácticas realizadas, etc. No podemos olvidar que el nivel de calidad que puede ofrecer un sistema educativo no se mide únicamente por los logros alcanzados por aquellos alumnos bien dotados, sino, por la capacidad que tiene el sistema a la hora de ofrecer, proponer y aplicar un diseño y una práctica educativa capaz de dar respuesta a la diversidad de capacidades, intereses y motivaciones de todo el alumnado.

Durante el siglo XX, en nuestra sociedad la discapacidad se consideraba como algo negativo, como un defecto a evitar en las personas y que tenía que estar lejos de la sociedad. La mayoría de familias vivían la discapacidad como una tragedia o un problema que no solo afecta a la familia, sino a toda la sociedad.

A finales de los años sesenta, todo empezó a cambiar. Las familias de personas con discapacidad empezaron a movilizarse y a pedir cambios en las políticas existentes en aquel entonces, de tal forma que se organizaron para conseguir que los derechos existentes llegasen a las personas con discapacidad y dejaran de ser inferiores al resto.

También hay que destacar que este colectivo pasó a nombrarse con el término de personas con necesidades educativas especiales (NEE), que aún hoy en la actualidad se sigue utilizando, pero cada vez se va abriendo más paso el término diversidad funcional que acoge a todo este colectivo pero de una forma menos peyorativa que en las décadas anteriores.

2.5.- La diversidad funcional en nuestra sociedad actual

Continuando con lo mencionado anteriormente, el término diversidad funcional cada vez está más presente en nuestra sociedad actual porque parece que el término discapacidad resultaba más discriminatorio y daba lugar a exclusión y rechazos de aquellas personas que eran llamadas así porque algunas personas las consideraban inferiores a ellas.

Siguiendo lo que afirman Palacios y Romañach (2008), a lo largo del tiempo se pueden distinguir tres maneras o modelos de trato social a personas con diversidad funcional, modelos que coexisten en mayor o menos medida en el presente:

  1. El primer modelo se domina prescindencia, en el que se supone que las causas que dan origen a la diversidad funcional tienen un motivo religioso y en el que las personas con este tipo de diferencia se consideran innecesarias por diferentes razones como, por ejemplo, pensar que una persona albergaba mensajes diabólicos.
  2.  El segundo modelo es el rehabilitador a partir del cual se considera que las causas que originan la diversidad funcional no son religiosas, sino científicas. Las personas con diversidad funcional ya no son consideradas inútiles o innecesarias, siempre que sean rehabilitados. Es imprescindible rehabilitar a las personas y el éxito se valora según la cantidad de destrezas y habilidades que logre adquirir el individuo.
  3. El tercer modelo es el social que considera que las causas que provocan la diversidad funcional no son ni religiosas, ni científicas, sino sociales y que las personas que tienen diversidad funcional pueden contribuir a la comunidad en igual medida que el resto de personas sin la misma, pero siempre desde la valoración y el respeto de su condición de personas diferentes.

3.- Reflexiones y conclusiones

La diversidad funcional es una realidad en todos los centros escolares y es necesario que todos los docentes reciban una formación básica e imprescindible para poder atenderlos en las aulas de la misma forma que se atiende al resto de alumnado.

 Asimismo, todos los docentes tienen que conocer que el alumnado que presenta diversidad funcional puede encontrarse con una gran barrera, la accesibilidad, y en la época en la que estamos ningún alumno debería estar discriminado o excluido de su grupo-clase.

Inclusión no quiere decir solo que el alumno se lleva bien con sus compañeros de clase, sino que el docente lo tenga en cuenta a la hora de dar una clase, creando actividades en las que todos puedan participar, aportando cada uno lo que pueda según sus dificultades, pero en la que un alumno no se quede apartado haciendo actividades diferentes a las de su grupo-clase.

Los docentes deben aprender a ver la diversidad como algo positivo, puesto que nos puede enriquecer al ir combinando las diferentes capacidades de los alumnos trabajando mediante grupos cooperativos. Siguiendo a Pujolàs (2003): “La discusión en grupo, el conflicto cognitivo que se genera cuando se enfrentan puntos de vistas diferentes u opuestos, no solo nos permite aprender cosas nuevas de los demás, sino también rectificar, consolidar o reafirmar los aprendizajes ya logrados” (p.9).

Es posible que el tercer modelo para explicar la diversidad funcional, es decir, el modelo social sea el más acertado para hablar de las personas con diversidad funcional, puesto que este se encuentra relacionado con la introducción de ciertos valores que definen los derechos humanos y pretende conseguir que se respeten a todas las personas por igual. De esta forma, estas personas estarían siendo incluidas en la sociedad evitando por ello, la discriminación y aceptándolas tal y como son.

Nuestra sociedad debe cambiar la forma de pensar para poder avanzar y poder crear unas escuelas inclusivas, y también, una sociedad inclusiva, donde cada persona sea aceptada tal y como es y se aprecie la diversidad de cada una de las personas que componen nuestra sociedad actual.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Barrio, J.L. (2009). Hacia una Educación Inclusiva para todos. Revista Complutense de Madrid. Vol. 20 Núm. 1. P 13-31.

Cabero, J. y Córdoba, M. (2009). Inclusión educativa: inclusión digital. Revista Educación Inclusiva. Vol., Núm. 1. pp. 61-77.

Echeita, G. (2011). La Educación inclusiva como derecho. Marco de referencia y pautas de acción para el desarrollo de una revolución pendiente. Universidad Autónoma de Madrid.

Ferreira, M.A (2010). De la minus-valía a la diversidad funcional: un nuevo marco teórico-metodológico. Política y Sociedad. Vol. 47 Núm. 1. pp:45-65.

Muntaner, J. J. (2010). De la integración a la inclusión: un nuevo modelo educativo. Universidad de las Islas Baleares.

Orden de 17 de marzo de 2015, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la Educación Primaria en Andalucía. (BOJA 27-03-2015).

Palacios, A. y Romañach, J (2008). Modelo de la diversidad: una nueva visión de la bioética desde la perspectiva de las personas con diversidad funcional (discapacidad). Intersticios. Revista Sociológica de Pensamiento Crítico. Vol. 2 (2). pp. 37-47.

Pujolàs M.P. (2003). La escuela inclusiva y el aprendizaje cooperativo. Universidad de Vic.

Ruiz, E. (2007). Integración educativa en el aula ordinaria con apoyos: sugerencias prácticas. Revista Síndrome de Down. Vol. 24 (1). Número 92. pp. 2-13.

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