Hace unas semanas contábamos la historia de una niña que conmociono al mundo entero  por sus ideas y su defensa de la educación pública e igualitaria para todos los niños y la defensa activa de estas ideas casi le cuesta la vida. Y como bien pensábamos desde un principio, la historia de esta niña no se quedó únicamente ahí, sino que sigue luchando por la defensa de sus ideales.

La última aparición de Malala ha sido a través de un llamamiento a los líderes mundiales que se reúnen en Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU para que contribuyan económicamente a conseguir los 175 millones de dólares necesarios para desarrollar un plan de educación de los 400.000 niños sirios refugiados en Líbano.

Malala actualmente acude a un colegio en Reino Unido porque no puede regresar a Pakistán por seguridad. Fasah Haddad es un estudiante de 20 años que termino el instituto en Siria y se fue a estudiar a la universidad a Estados Unidos.  Haddad afirma que “Cuando la guerra termine, no habrá forma para nosotros de traer de vuelta a los muertos o arreglar los corazones de las madres en Siria, pero sin duda podemos proveer a los niños sirios para que luchen con Siria cuando las bombas paren de explotar”.

Y es que la situación en dicho país es bastante complicada. Así, UNICEF ha cifrado en 257.000 los niños sirios que buscan educación en Líbano, aunque se ha estimado que llegarán a ser hasta 400.000 los niños que pueden solicitar dicha ayuda a lo largo del año. El problema está en que en las escuelas libanesas actualmente se educa a 300.000 niños, por lo que se verían totalmente desbordados debido a esta situación.

Y Malala es la única que es capaz de luchar verdaderamente por lo que todos pensamos qué es lo mejor: una educación pública y para todos los niños del mundo aunque su país se encuentre en conflicto. La educación es un derecho que no ha de entender de barreras de ningún tipo. Sólo esperemos que algún día no tengamos que volver a hablar de la falta de recursos de ningún niño en materia de educación.