El fin del actual sistema educativo español es enseñarnos los conocimientos básicos para que seamos capaces de desenvolvernos correctamente y adaptarnos a la sociedad en la que viviremos. Lengua, matemáticas, geografía… pero no nos preparan para la que posiblemente sea la asignatura  más difícil por la que pasa un ser humano: ser padre.

Las escuelas de padres comenzaron en Francia y Estados Unidos a principios del siglo XX ante una respuesta por parte de la sociedad ante la enorme preocupación por las condiciones que tenían los niños. Desde su comienzo, la principal finalidad de la escuela de padres ha sido un intercambio de ideas y experiencias entre padres y profesorado en cuanto a educación infantil se trataba, ya que la educación es considerada como fuente principal de formación para los infantes.

En la actualidad, nos podemos encontrar con numerosas escuelas de padres repartidos por todo el territorio español. Desde escuelas de padres informativas en las que se ofrece a los padres y madres charlas con una temática de su interés acerca del contexto y la realidad de sus hijos, hasta escuelas en las que además se facilitan técnicas y estrategias para la mejora de los recursos relacionados con la educación de sus hijos. Se trata principalmente, de un punto de encuentro para que padres con la misma problemática intercambien sus experiencias y pongan en común nuevas estrategias para garantizar un bienestar y un avance para los niños y adolescentes.

Teniendo en cuenta esto, es inevitable pensar en las numerosas ventajas que tiene esta escuela de padres para todas las personas implicadas en la educación del alumnado. Y es que además de que los padres sean más conscientes de la realidad que rodea a su hijo o hija y aprendan nuevas técnicas para acercarse o mejorar las relaciones con ellos, estas escuelas son un movimiento positivo para reforzar también la relación de la escuela con las familias, y es que esta es la gran asignatura pendiente de la escuela.

El ritmo frenético de vida en el que nos encontramos hoy día ha ocasionado que las relaciones entre la familia y la escuela se vea cada vez más diferenciada y dejemos de lado la idea fundamental de que es más que necesaria una buena relación entre ellos para que la socialización del alumnado sea efectiva y el desarrollo completo del alumnado sea eficaz.

Conforme a esto, la escuela de padres tiene un papel fundamental para el intercambio de ideas y de información entre padres y estrecha la relación existente entre el centro y las familias favoreciendo una creación de objetivos comunes entre ambas parte y trabajando cooperativamente a favor del alumnado. Pero está claro, que es preciso un pequeño esfuerzo por nuestra parte para que esto surja efecto. Y eso está en nuestras manos.