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Vivas, activas, alternativas, respetuosas... ¿Nueva moda o una verdadera revolución?

Violeta Sánchez Pintado

Publicado el 28/03/2022 00:03

Mucho se oye hablar de todo tipo de metodologías que suenan a modernización, a renovación pedagógica. Una vorágine de cambios se está sucediendo en multitud de aulas de Educación Infantil en nuestro país desde hace unos años. A lo largo del presente artículo analizaremos las distintas metodologías en auge y el porqué del éxito rotundo que están obteniendo a lo largo y a lo ancho del mapa.

Lejos de tratarse de corrientes pedagógicas de reciente aparición, la mayoría de las consideradas como pedagogías alternativas (en referencia a la que conocemos como la escuela tradicional), tienen alrededor de cien años de existencia. No es descabellado, pues, pensar que llevamos un siglo de atraso pedagógico y que ya entonces hubo voces que intentaron cambiar la forma de hacer escuela. Y lograron grandes cosas en su área de influencia.

Durante los últimos años, se han creado escuelas (en su mayoría privadas) que aplican una u otra pedagogía de manera verdaderamente purista. No obstante, según mi apreciación personal no existe una receta mágica ni una fórmula secreta que nos lleve a la perfección educativa: el alumnado más feliz, los mejores resultados, los docentes más satisfechos. Es por ello que defiendo una colorida macedonia con la que nos sintamos cómodas y cómodos, que nos dé resultado y se traduzca en el bienestar  y desarrollo integral de las criaturas. No existe mejor pedagogía que aquella que uno mismo va creando por sí mismo en sus andaduras como docente. Sin embargo, para ello debemos conocer todas las distintas ramas que nos ha dejado la historia de la educación, con todas sus herramientas, sus fortalezas y carencias para poder crear nuestra forma de hacer escuela. Es por ello que a continuación  expondré un resumen de las pedagogías que más influencia están teniendo en nuestro panorama actual, tratando de aportar una visión global y objetiva de las mismas que pueda servir de referencia para que el profesorado que se sienta interesado pueda profundizar en las mismas.

 

En conexión con la Madre Tierra: las escuelas Waldorf de Rudolf Steiner. 

Si algo la caracteriza, es su profunda conexión con los ritmos de la naturaleza y sus elementos. Destaca la cuidada selección de materiales, todos ellos naturales (maderas, telas, elementos del bosque como hojas o piñas…), los tonos suaves y la calidez de hogar en las aulas. Tiene una gran importancia el aire libre, la celebración del paso del tiempo con los cambios de estación (que influye en las decoraciones) y también el juego libre y fantasía. Se persigue la sencillez de los materiales, que ofrecen propuestas abiertas que estimulan la imaginación de los más pequeños. En este aspecto, es destacable que incluso los muñecos carecen de rostro en muchas ocasiones, para que así sea el infante quien decida las emociones del muñeco según el día y el momento, sin un rostro predeterminado.

La pedagogía Waldorf, que concibe la vida en septenios, no comienza a trabajar la lectura y escritura hasta cumplidos los siete años, antes de los cuales el trabajo fundamental de los niños y niñas es el juego no dirigido.

 

El movimiento libre de Emmi Pikler

Cada vez más profesionales del ámbito educativo van conociendo el legado de esta pediatra que tuvo una visión revolucionaria de los primeros años de vida. Pikler concebía a los bebés desde el momento en que nacen como personas de pleno derecho y además válidas. El adulto acompaña siempre desde el profundo respeto, anticipando sus acciones mediante la palabra, establecido vínculos de calidad y estando totalmente presentes para las criaturas en los momentos de cuidados, siendo fundamental el contacto visual.

Sin duda, la parte más llamativa del movimiento libre es precisamente esa: el bebé tiene libertad de movimiento desde el primer día, evitando posturas forzadas a las que no es capaz de llegar por sí mismo y empleando el propio suelo como superficie de juego para la criatura, donde pueda moverse a su antojo.  Así pues, se defiende que los bebés son completamente capaces de desarrollar sus habilidades sin ayuda adulta y, cada uno a su ritmo, aprenderá a rotar, a sentarse, gatear y caminar sin necesidad de ningún tipo de intervención.

 

El aprendizaje para la vida de María Montessori

Existen numerosas escuelas Montessori que aplican todos los principios que María Montessori defendió. No obstante, la gran mayoría de escuelas en la actualidad tienen diversas pinceladas sacadas de esta corriente pedagógica, destacando la importancia del orden de los materiales, el ambiente preparado (sin obstáculos para el movimiento y adaptado al alumnado) y las numerosas actividades de vida práctica que se realizan en las escuelas (desde limpiar las mesas después de almorzar hasta regar el huerto).

Por otra parte, el método Montessori defiende la autonomía del alumnado, que decide con qué material va a trabajar en cada momento y el tiempo que le dedica, aunque son materiales con finalidades muy concretas, autocorrectivos, cuyo uso debe realizarse de la forma que previamente ha explicado el guía, que es como se denominan los maestros de las escuelas Montessori. 

Por último, un aspecto en el que discrepa profundamente con la pedagogía Waldorf es su visión sobre la fantasía. Mientras para Steiner y sus adeptos la fantasía era una condición sine qua non de la infancia, que además potenciaban con sus numerosas historias de hadas y seres mágicos, Montessori ve la fantasía casi como un peligro para el buen desarrollo de la psique. Así pues, todos sus cuentos se basan en historias que pudieran ser reales, con cuyos personajes se puedan identificar fácilmente los niños y niñas (un claro ejemplo de ello puede ser la mítica colección de cuentos de Teo).

 

El arte y la luz de las escuelas Reggio Emilia de Loris Malaguzzi 

"Las cosas de los niños y para los niños se aprenden solo de los niños", dijo el gran Loris Malaguzzi. El padre de la escuela de Reggio Emilia fue un firme defensor de la infancia y de la libertad de las criaturas, atendiendo a sus intereses, necesidades y formas de expresión sin intervención directa del adulto, cosa que quizá nos recuerde a la visión que también tenía Emmi Pikler: acompañar sin interferir.

De esta forma, se parte de una versión humilde del adulto, que es consciente de que los niños y niñas también pueden enseñarle mucho. Es de gran importancia el arte, tanto que las escuelas Reggio cuentan con la figura del atelierista, encargado de crear propuestas de arte ricas y estimulantes que inviten a crear con total libertad, pues se concibe la creatividad como una característica inherente al ser humano. Sin embargo, como nos recuerda Malaguzzi en el poema de los Cien lenguajes del niño, les quitamos noventa y nueve.

Por otra parte, es una parte fundamental de su metodología la documentación pedagógica de aquellos momentos que captan la atención del adulto que observa. Bien puede ser una actividad que están llevando a cabo un grupo de pequeños cooperando, un descubrimiento fortuito de un par de amigos o cualquier situación cotidiana que está implicando todo un proceso de aprendizaje del que se quiere dejar constancia, de manera gráfica mediante reportaje fotográfico, y escrita, con textos que acompañan a las imágenes recreando el ambiente, conversaciones, sentimientos y reflexiones sobre lo vivido por parte de alumnado y acompañantes.

Así pues, es una escuela de lo bello, lo estético, la libertad creadora. El propio espacio se considera como educador y nada está dispuesto al azar, colaborando incluso con arquitectos para diseñar estancias armónicas, placenteras para los sentidos.

 

¿Y qué nos encontramos en las aulas actualmente de todo esto?

Absolutamente todo. Pedagogos, maestros, pediatras de hace incluso más de cien años, que lograron dejar su huella profunda en una época rígida y oscura, están teniendo ahora repercusión mundial en aulas donde prima la autonomía de las y los pequeños, en que las emociones son bienvenidas, los adultos acompañan los aprendizajes autónomos y se deja a la infancia explorar, acertar, equivocarse. Vivir. Sentir.

Una escuela donde la conexión con la naturaleza se hace cada vez más necesaria, una escuela que vuelve a las raíces verdaderas. Donde no es tan importante ser pioneros en TIC y tener tablets para todos en un aula de tres años, sino que prima el juego desestructurado con materiales cotidianos, reales. La belleza de lo tangible.

Nos encontramos en el momento de romper totalmente con los patrones tradicionales, que oprimen, segregan, que no ofrecen igualdad de oportunidades sino que pretenden igualar al alumnado encajándolo en un mismo molde. Tenemos referentes de una época en que los cambios eran infinitamente más difíciles de llevar a cabo y lo lograron. ¿Nos sumamos a la revolución?

 

Bibliografía

Carlgren, F. (2004): Pedagogía Waldorf, una educación hacia la libertad. Madrid, Antroposófica.

Malaguzzi, L. (2001): La educación infantil en Reggio Emilia. Barcelona, Rosa Sensat- Octaedro

Montessori, M. en Trilla, J. (coord.), (2001): El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI. Barcelona, Graó.

Pikler, E. (2000): Moverse en libertad. Desarrollo de la motricidad global. Narcea, Madrid.

 

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