La neuroarquitectura es un término bastante novedoso,  aunque no lo es el conocimiento sobre los beneficios que pueden aportar el diseño arquitectónico. La arquitectura aporta beneficios para la salud, como por ejemplo el diseño de las sillas corrige posibles problemas de espalda.

La neuroarquitectura es una teoría que demuestra como la organización de las aulas influye tanto en el proceso de enseña-aprendizaje como en las relaciones que se establecen entre el alumnado y entre el profesor con respecto del alumnado.

según  la  premisa  de  Alison  Whitelaw  (2012),  citada  por  Elizondo y Rivera (2014), se refiere a que: “La calidad del ambiente construido puede afectar el desempeño del cerebro; como la experiencia del ambiente donde se encuentran los personas puede influir en su estado emocional y en su comportamiento”.

Existe en el cerebro en concreto dentro del hipocampo una región denominada Parahippocampal Place Area (PPA), lo curioso de esta área del hipocampo es que  relaciona los aprendizajes con el lugar en el que se han adquirido, por ello el espacio donde se aprende es determinante para el recuerdo de dicho aprendizaje. La PPA solo se activa con la percepción de los lugares, el espacio crea unas sensaciones en el sujeto dependiendo de la receptividad del cerebro, esta receptividad dependerá de que el espacio sea un sitio que genere confort, que sea un espacio que fomente la creatividad y que sea lo suficientemente estimulante para que capte el interés de todo el alumnado. 

En la Mobile Week de Barcelona, la BSM ofreció un tour en el que enseñaron las nuevas aulas que se están diseñando, esta se caracterizan por ser espacios abiertos, los cuales permiten distribuciones modulares del mobiliario, espacios con una correcta iluminación y sonoridad, así como se invierte por una  mayor equipación en tecnología.

“Tratamos de olvidar el concepto de “aulas” o “clases” como unidad física y organizativa. Optamos por construir entornos amplios y multiusos donde a través de paneles, cristaleras o la misma configuración del mobiliario podemos crear espacios diferentes donde el profesor y los estudiantes no deben adaptarse al espacio sino que es el espacio el que se adapta a sus necesidades y objetivos pedagógicos’, argumenta la BSM.

El diseño de dichas aulas se basa en estudios realizados por profesionales como  Fred Gage (2003) de los que se puede concluir que los cambios que se realizan en el entorno, tienen una influencia en el cerebro, lo que modifica el comportamiento del sujeto.

La cuestión no es solo  crear espacios amplios y utilizar las nuevas tecnologías se trata de saber cómo funciona el cerebro, en definitiva saber que espacios son mejores para el desarrollo de determinados estados de ánimo. 

Además el espacio es determinante para el desarrollo de la creatividad, una de las cuestiones que hoy en día más preocupan en la cultura occidental. Respecto a su definición no hay una unanimidad, por ellos vamos a ofrecer distintas definiciones: 

• Gagné: “La creatividad puede ser considerada una forma de solucionar problemas, mediante intuiciones o una combinación de ideas de campos muy diferentes de conocimientos”.
• Bianchi: “Proceso que compromete la totalidad del comportamiento psicológico de un sujeto y su correlación con el mundo, para concluir en un cierto producto, que puede ser considerado nuevo, valioso y adecuado a un contexto de realidad, ficción o identidad”.
• Goleman, Kaufman y Ray (2000): “…contacto con el espíritu creativo, esa musa esquiva de las buenas –y a veces geniales- ideas”.

Desde pequeños pasamos mucho tiempo dentro de edificios con fines educativos, por ello estos edificios deben adaptarse a las necesidades e intereses del alumnado, deben de ser espacios donde la creatividad y la innovación tengan cavidad, espacios donde el alumnado se sienta cómodo y le ayude a mantener un buen ánimo y estado de motivación.