En la sociedad actual, los cambios tecnológicos avanzan a gran velocidad, por lo que se da más importancia al hecho de que un estudiante sepa cómo resolver un problema, dónde encontrar la información adecuada, como discriminar la información relevante de la que no lo es, que a recordar tal o cual concepto.

Es por esto, que el papel del docente no está basado tanto en explicar de manera expositiva, como en ayudar a sus estudiantes a “aprender a aprender” de manera autónoma, mediante actividades que fomentan la reflexión y aprovechando los recursos que ofrecen las TICs. Por lo cual, el papel del alumno es activo, ya que es el encargado de construir su propio conocimiento.

Parte del trabajo de la labor docente estará centrado en cubrir las necesidades de sus alumnos, aportándoles  los múltiples recursos disponibles, fomentando  el trabajo en grupo y ayudando a que sus alumnos tengan una actitud investigadora en las aulas.

Cada vez se habla más del rol del docente  como mediador de los aprendizajes de sus estudiantes, lo cual presenta unos rasgos definitorios:

•     Es un experto que domina los contenidos
•     Establece metas: hábitos de estudio, autoestima,….
•     Media para que sus alumnos consigan progresivamente la autonomía de su trabajo individualizado.
•     Evalúa los progresos de los alumnos.
•     Fomenta el logro de aprendizajes significativos, transferibles,…
•     Fomenta la búsqueda en la novedad: pensamiento convergente, creatividad,…
•     Comparte experiencias de aprendizaje con los alumnos: debates reflexivos.
•     Atiende a las diferencias individuales
•    Desarrolla en los alumnos actitudes positivas.

Por todo ello, se ha producido un cambio significativo en el rol del docente a lo largo de los años, sin olvidar las diferencias existentes entre ellos, lo cual conduce a una última cuestión: ¿Todos los docentes han modificado su rol con el tiempo?