Ha salido a la luz un estudio llevado a cabo por expertos del sueño de la Universidad de Massachusetts en Amherst, Estados Unidos, en el que se ha demostrado que los niños comprendido en la edad de preescolar que se echan siesta realizan significativamente mejor las tareas de tipo visual-espacial que los que no disfrutan de ese tiempo de sueño y de descanso.

La psicológica Rebecca Spencer, afirma que los resultados de dicho estudio sugiere que las siestas son fundamentales para la consolidación de la memoria y del aprendizaje temprano: "Somos los primeros en reportar evidencia de que las siestas son importantes para los niños en edad preescolar. Las siestas ayudan a los niños a recordar mejor lo que están aprendiendo en preescolar".

Para esta investigación se realizó una prueba en la que se reclutaron cuarenta niños de seis escuelas preescolares y les enseñaron una actividad visual-espacial donde tenían que ejercitar la memoria. Los niños se organizaron en dos grupos: los que iban a dormir siesta y los que no.

Las conclusiones de este estudio es que los niños que no habían echado siesta perdían un 35% de precisión. Los niños que si se habían echado una siesta podían recordar un 10% más de los puntos de la prueba que los que no se la habían echado.

Como conclusión del estudio, los investigadores resaltan que cuando pierden una siesta, los niños no pueden recuperar el beneficio de dormir con el sueño nocturno, por lo que parece que hay un beneficio adicional con dormir durante el día en la formación escolar.

Los autores de dicha investigación afirman que esperan que “estos resultados sirvan a los responsables políticos y los directores de los centros para tomar decisiones informadas con respecto a las oportunidades de la siesta en las aulas. Los niños no sólo deben tener la oportunidad, se les debe animar a dormir por la creación de un ambiente que apoya el sueño” y aconseja que en  los centros de preescolar se desarrollen unas directrices serias de siesta.