En primer lugar, debemos comprender el significado de Atención temprana. En el Libro Blanco aparece definido como el “conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones deben considerar la globalidad del niño y han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar”.

Pero esto, ¿qué quiere decir?

En qué consiste la atención temprana

La Atención temprana es una técnica terapéutica de carácter preventiva que pretende lograr el máximo desarrollo en el niño. Se encuentra dirigido principalmente a la primera infancia de los niños (de 0 a 6 años) que presenten o puedan presentar alteraciones en su desarrollo evolutivo.

Muchos estudios hablan del gran aprendizaje que los niños adquieren desde que nacen hasta los cinco años y se atreven a afirmar que es la base para el aprendizaje posterior ya que les ayudan a adquirir las habilidades sociales, emocionales y de comunicación que necesitarán para triunfar en la escuela y en el mundo laboral.

Esta especialidad ha sufrido una evolución desde su origen. Hasta los años 70, los tratamientos estaban centrados únicamente en el niño. En la década de los 80, la conocida como atención precoz, empezó a tener en cuenta a las familias y conciencio del importante papel que esas tenían en el desarrollo del paciente. Años más tarde, las fronteras se irían abriendo y se acabaría incluyendo al resto del entorno que engloba al niño.

Así, además, lo justifica una de las directoras de Madrid de estos centros, la cual afirma que “los niños son muy receptivos, su cerebro es como una esponja. Está demostrado que todo lo que hagamos ahora va a ser amortizado en el futuro. Si detectamos pronto un problema y lo tratamos cuando son pequeños, mejoramos sin duda su calidad de vida al mismo tiempo que podemos reducir o evitar otro tipo de apoyos o ayudas que quizá deberán acompañarle a lo largo de su desarrollo”.

La atención temprana hoy día tiene un carácter más global e intenta evitar o minimizar la aparición de alteraciones en el desarrollo. Por lo tanto, dichas actuaciones no van dirigidas únicamente a los niños que padecen algún déficit físico, psíquico o sensorial, sino también a los que pueden presentar problemas madurativos o de adaptación (conocidos como niños de alto riesgo) y a los niños sin una patología evidente.

Como vemos, la atención temprana es un tema de especial relevancia para el desarrollo óptimo del niño, así como para su inserción. La Atención Temprana es un tema que poco a poco va desarrollándose con mayor interés y del cual existen cada vez más personas especializadas para la detección precoz y la ayuda al óptimo desarrollo de los niños.

Principios de la atención temprana

En atención temprana se contemplan unos principios básicos, recogidos en el Libro Blanco de atención temprana:

• Diálogo, integración y participación

La integración con la escuela, la familia y en general todo el entorno social del niño o niña se hace esencial para el buen desarrollo de la intervención.

Es vital que se de interacción con la familia, hay que hacerles partícipes de todas las decisiones que se tomen sobre la actuación llevada a cabo con el menor, informarles del desarrollo y fomentar la expresión de necesidades y sentimientos.

• Universalidad e igualdad de oportunidades

La atención temprana debe ser de carácter gratuito, así como proporcionar la integración necesaria en el medio. Al tener un trastorno que puede implicar un alto riesgo de discriminación, hay que fomentar la igualdad de oportunidades y establecer unas condiciones familiares y sociales favorables.

• Alta cualificación profesional

El equipo de profesionales debe estar compuesto por diferentes disciplinas, es importante que este equipo tenga una especialización determinada en el sector de la atención temprana.

• Coordinación

Se necesita de una buena coordinación entre todos los sectores que rodean al niño/a: escuela, familia, centros privados, públicos, etc. Manteniendo así un buen flujo de información.

• Descentralización

Es importante establecer un sistema organizado en torno a las necesidades que pueda presentar la familia. Además, debe implicar la inclusión de la atención temprana en los servicios de salud de atención primaria, en los servicios sociales, en la escuela…

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