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La importancia del metaaprendizaje en matemáticas

GEMA SABIDO VIÑASPRE

Publicado el 27/10/2021 23:10

I

Introducción

Las formas de enseñar y de aprender en el aula en nuestro país han quedado desfasadas. Toda la comunidad educativa es consciente del desinterés que presentan los alumnos por los contenidos según van creciendo, así como de la brecha que existe entre la vida dentro y fuera de las aulas.  Debido a esto, se están haciendo grandes esfuerzos por actualizar el sistema. Los profesores prueban nuevas formas de enseñar los contenidos con la finalidad de que resulten más estimulantes y los colegios e institutos invierten en nuevas tecnologías para que la experiencia en el aula sea más cercana a la realidad que viven nuestros niños y jóvenes.

Sin embargo indicadores como el informe pisa, entre otros, confirman que no hay mejora en la competencia matemática, ni científica. España sigue por debajo de la media de la OCDE en matemáticas y ciencias. ¿Puede ser que estemos enfocando los esfuerzos en la dirección equivocada?

La hipótesis que defiende este artículo es que, en matemáticas y en ciencias en general, el asunto es de mayor calado. Reclama un cambio profundo de paradigma. Necesitamos revisar no sólo el cómo se enseña, sino también el qué.  

Las 7 dimensiones del aprendizaje:

El problema en las asignaturas de ciencias es que, actualmente muy pocos alumnos llegan a profundizar en los conocimientos que se les enseñan. La mayoría se limita a repetir técnicas de resolución de problemas basadas en las que el profesor da en clase, sin tener un verdadero dominio de lo que hacen. Y de los pocos que sí llegan a entender de una forma más profunda los contenidos, la mayor parte de ellos son totalmente dependientes del profesor ante cualquier dificultad. No estamos dotando de recursos a nuestros alumnos para llegar a ser autosuficientes en su estudio.

Y este es un gran problema, ya que la experiencia y los estudios realizados al respecto, parecen demostrar que el factor de más peso en los resultados de un alumno, por encima de su coeficiente intelectual o del método de enseñanza usado por el profesor, es su método de estudio.

La base de un estudio eficiente es la autoregulación, es decir, es el conocimiento de las técnicas de metaaprendizaje que rigen cada asignatura. La de matemáticas especialmente.

Moreno (2019), describe las 7 dimensiones o metas del metaaprendizaje en matemáticas. 

DIMENSIÓN 1: Resolver el problema

DIMENSIÓN 2: Asegurar la validez de los argumentos utilizados

DIMENSIÓN 3: Asegurar la comprensión de lo que se lee

DIMENSIÓN 4: Organizar el conocimiento

DIMENSIÓN 5: Evitar errores

DIMENSIÓN 6: Gestionar el metaconocimiento

DIMENSIÓN 7: Automotivarse y controlar las percepciones negativas que puedan hacer desistir.

De las tres primeras sí que son conscientes los alumnos y se trabajan de forma habitual en el aula, pero de forma implícita. Sería necesario enseñar estrategias concretas que ayuden a llegar al resultado del ejercicio de forma más eficiente.

La cuarta dimensión se refiere a la necesidad de organizar los conocimientos que se están adquiriendo de forma ordenada y jerárquica. Esto responde a dos habilidades que se requieren para ser eficaz en el estudio de las matemáticas y de las ciencias en general: la de poder acceder a la información que se tiene almacenada de forma rápida y, la de reconocer los casos generales y saber deducir de ellos los casos particulares.

La quinta dimensión tiene que ver con la capacidad de los estudiantes de encontrar y corregir sus propios errores. Es bien sabido que un error arrastrado, por mínimo que sea, acaba dando al traste con el resultado de un problema matemático o científico. De ahí que sea imprescindible para cualquier alumno eficiente localizar y corregir a tiempo los errores cometidos.

Sin embargo, el verdadero potencial de los errores reside en ser una fuente aprendizaje. Han de ser no lo solo detectados y corregidos, sino también analizados y clasificados. Existe por tanto la necesidad de trabajar en el aula estrategias de detección, análisis y clasificación de errores, en pos de un estudio más eficiente.

La sexta dimensión tiene que ver con la consciencia que tiene el alumno de las estrategias que ya posee de las dimensiones anteriores y, de sus esfuerzos por ampliarlas.

La séptima y última dimensión es la gran olvidada en las aulas. Hace referencia a la capacidad para automotivarse y a la competencia para gestionar las propias emociones que tienen los estudiantes.

En función del valor que detecten los alumnos en una tarea (es decir, si creen que se van a divertir haciéndola, o les va a ahorrar trabajo más adelante, o les va a hacer quedar bien en clase…) y de la percepción que tengan sobre si serán capaces de hacerla, ante cualquier tarea se encuentran en uno de estos cuatro cuadrantes.

 

Alto autoconcepto/Bajo interés -->QUEJA

 

Alto autoconcepto/Alto interés --> EFICIENCIA

 

Bajo autoconcepto/ Bajo interés --> APATÍA

 

Bajo autoconcepto/ Alto interés --> PREOCUPACIÓN

 

Un beneficio adicional de este nuevo enfoque de clasificar en dimensiones el aprendizaje de los estudiantes, además del obvio de mejorar la eficiencia del propio estudiante es que, dota al profesor de una estrategia para encontrar cualquier dificultad concreta que pueda tener un alumno y poder ayudarle mejor.

Conclusión:

            Por todo lo anterior se ve necesario un cambio de paradigma tal, que invierta los roles hasta ahora establecidos y ponga al profesor en una posición de facilitador del aprendizaje, del que tiene que ser responsable último el alumno.

Hemos de enseñar no solo contenidos, sino estrategias concretas de metaaprendizaje para propiciar el estudio autorregulado del estudiante.

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