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Robótica en Infantil: una experiencia transversal

Estrella Batllevell Ruiz

Publicado el 13/10/2020 00:10

La tecnología está presente en nuestras vidas y, por lo tanto, las aulas se deben actualizar para cumplir con los requisitos de esta sociedad tan cambiante. Dejando el estigma de que la programación es aburrida a un lado, abogamos por una robótica divertida y concebida como una herramienta globalizada y transversal en el aula de Educación Infantil.

 

Nos encontramos en un aula de 25 alumnos y alumnas de 2º curso de Educación Infantil (4 – 5 años) de un centro concertado de Valencia. En este espacio se fomentan variedad de metodologías aprovechando lo mejor de cada una para que la experiencia del alumnado sea lo más completa posible. En estas circunstancias sopese introducir la robótica en la programación diaria pues consideraba que nuestro plan de estudios es muy variado y temía que la robótica no encontrase lugar para su aprovechamiento real. Sin embargo, no fue así y la experiencia ha sido todo un éxito mostrando en los niños una mejora en su capacidad de resolución de problemas, del uso de la lógica, del desarrollo de la visión espacial…

 

La editorial Edelvives nos proporciona un robot por unidad que se llama Next. Además de ser un personaje en los cuentos motivadores de los proyectos de Sirabun también es un robot que tiene dos ruedas, es llamativo, los botones son grandes y sencillos de presionar, se encienden sus ojos y emite un sonido cuando se marcan los comandos. Es fundamental en Infantil que las actividades sean manipulativas y visuales porque son sus canales principales de aprendizaje.

 

Al presentar el robot a la clase, hubo mucho interés y todos querían participar, por lo que la actividad se planteó por grupos cooperativos, encontrándonos así con las primeras ventajas de la experiencia que iniciaba en el aula: trabajo cooperativo, motivación alta, diálogo entre iguales, desarrollo de la expresión verbal…

 

Las primeras prácticas que realicé con los estudiantes fueron utilizando los tapetes de imágenes que nos proporciona Edelvives puesto que van en relación con los proyectos que llevo a cabo en el aula fomentando así el uso transversal del robot a través del juego como herramienta de aprendizaje. Las metas iniciales eran que los integrantes de los equipos cooperativos supiesen mover a Next hacia delante y hacia atrás, tarea que rápidamente adquirieron y en la siguiente sesión ya pudimos hacer giros e iniciar las secuencias de movimientos usando los botones con flechas del robot.

 

El objetivo de la programación es solucionar un reto, en esta fase tan temprana, el reto implicaría llegar del punto A al punto B. La capacidad que promovemos con esta situación es la resolución de problemas, el determinar la manera de afrontar este pequeño desafío utilizando lo aprendido. Al principio actuaba como guía, realizando preguntas como esta: ¿Cómo vais a llegar desde el pintor hasta su paleta de pintura?. Después, de manera autónoma, contaban los recuadros y los giros, es decir, la secuenciación de tareas a realizar, utilizando sus habilidades lógicas y espaciales para llegar a término.

 

Con el dominio de los estudiantes de la robótica, me animé a combinarla con otros contenidos como el uso de las regletas Cuisenaire, iniciación a las vocales, las formas geométricas, conceptos como grande/pequeño, largo/corto… Podía armonizar aquello aprendido en el proyecto con los conceptos. Por ejemplo, en el proyecto de Japón tenían que buscar en el tapete el bol de arroz lleno o el vacío, el kimono ancho o el estrecho… De esta manera realicé mis propios tapetes con cartulinas, dibujando los recuadros e incluyendo los conceptos en ellos.

 

En el tapete para las regletas Cuisenaire los estudiantes escogían una regleta y programaban al robot para que llegase hasta el número que correspondía; en el tapete con las vocales se decía una palabra (o se mostraba en una tarjeta, según el nivel de conciencia fonológica del alumno) y programaban la secuencia para que el robot llegase a la vocal inicial; en el tapete con las formas geométricas se mostraba una figura de los bloques lógicos y programaban al robot para encontrar la misma figura o el mismo color. Las aplicaciones son infinitas y por esto la transversalidad de la robótica en Infantil es innegable.

 

Durante el curso, se ha presenciado una evolución favorable en el uso del robot en equipos cooperativos, no solo fomentando las aptitudes verbales, sino el compañerismo. También ha sido un elemento motivador en los proyectos y en el aprendizaje de contenidos. Partiendo del juego y la manipulación, se han desarrollado el pensamiento lógico, la intuición y la creatividad. Es sin duda una base para una futura programación en Primaria, etapa en la que se encuentran actividades con un nivel superior. Considero que después de esta incursión experimental a lo largo del curso, la robótica es un instrumento totalmente recomendable para el aula de Infantil.

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