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En la "educación para la ciudadanía global" está la solución

Maria Pilar Garrido

Publicado el 01/10/2013 13:10

En los últimos años se han ido estrechando los lazos entre los diferentes países, ya sea por razones ideológicas, políticas o por causas como la inmigración. La historia más reciente que hemos vivido nos hace comprobar que a las personas que viven en un país les puede afectar mucho lo que ocurra a miles de kilómetros de ellos.

Esta globalización puede tener muchas consecuencias tanto positivas como negativas. Entre las positivas podemos encontrar un enriquecimiento de las culturas así como una ampliación de las fronteras de las personas. Además también se puede destacar la facilidad para el acceso al conocimiento y los productos de la ciencia y la tecnología.

Entre las consecuencias negativas se pueden destacar que las brechas existentes entre los países desarrollados y los que están “en vías de desarrollo” ha aumentado considerablemente. Además, gran parte de las consecuencias negativas las podemos observar en nuestro medio ambiente, como el cambio climático, el efecto invernadero o el agotamiento de los recursos naturales.

Para todas estas consecuencias, tanto para las positivas como para las negativas debe estar preparada la educación. Ya que dentro de todo esto se encuentran la publicidad, las grandes multinacionales y el consumo en general. Y esto puede llegar a ser un problema grave si no se le pone solución desde la educación.

Podemos educar en medioambiente, podemos educar en el consumo o podemos educar en la igualdad. Pero, ¿para qué sirve todo esto si después en cada país se educa como se quiere?

A esto me quiero referir con una educación globalizada. A una educación básica y en la que en los principales puntos estén insertadas en todas las escuelas del mundo como por ejemplo puede ser la educación igualitaria. No hay manera de romper las fronteras que por medio de una educación en igualdad. Y más si nos paramos a pensar que vivimos en una sociedad tan sumamente globalizada que casi no tiene sentido separar las fronteras entre los países.

La necesidad de una educación global como una dimensión internacional en la planificación educativa y en el proceso de enseñanza-aprendizaje es hoy un gran desafío tanto para la educación formal como para la educación no formal. Pero se hace más que necesaria a la vez para así poder lograr una mejor comprensión de los temas que más preocupan a la sociedad en la actualidad y el impacto que pueden tener sus consecuencias a nivel local y global.

La cuestión que se ha de tornar para hacer de este tipo de educación una educación efectiva, es qué responsabilidad tenemos nosotros ante todos los cambios que se están produciendo en la sociedad con motivo de esta globalización: cambio climático, adaptación y creación de nuevas tecnologías, etc.

La defensa de una asignatura común en todo el mundo llamada “educación en la ciudadanía global” debe ser una realidad desde este momento, ya que debemos hacer conscientes a los jóvenes del papel que juegan en la sociedad así como de hacerlos conscientes tanto de sus derechos como de sus responsabilidades.

Además, sólo así conseguiremos educarlos en un marco igualitario y en comenzar a borrar las barreras que marcan la separación entre los distintos países y que lo único que consiguen es más odio hacia los que realmente son nuestros vecinos y hermanos.

Y es que todo lo que ocurra en el mundo es problema de todos. Desde una pequeña pelea en el recreo como las consecuencias que puede traer el SIDA en África son temas que pueden ser abordados desde la educación para así poder apostar por el cambio y el futuro.

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