Estos días atrás la Junta de Andalucía informó que el viceconsejero de Educación, Cultura y Deporte, Sebastián Cano presentó su dimisión por motivos personales. No se ha tardado en nombrar a una nueva consejera. En este caso ha sido Montserrat Reyes Cilleza.

Esto realmente no sería una gran noticia de no ser porque en esta consejería se ha dado un paso atrás. No me refiero a otra cosa que a la formación que tienen nuestros políticos con respecto a la consejería de la que son encargados que en muchas ocasiones, y más tratándose de temas como educación, salud o cultura, dejan mucho que desear.

En el caso de Sebastián Cano, ahora ex vice consejero de Educación, es maestro y licenciado en Pedagogía por la Universidad de Sevilla. La nueva consejera, Montserrat Reyes, es licenciada en Derecho Comunitario y diplomada en Estudios Avanzados por la Universidad de Málaga. Además, tiene un máster en Urbanismo y Actividades Inmobiliarias, un curriculum impresionante sin lugar a dudas pero que anda un poco desencaminado de la consejería que regenta en la actualidad.

Y es que no nos damos en numerosas ocasiones de la importancia que tiene que las diversas consejerías o los ministerios los gobiernen personas relacionadas con ese tema, ya que son las que realmente conocerán las necesidades que tienen dichos aspectos y por supuesto cómo se afrontan mejor los cambios en ellas.

Por poner un ejemplo que todos conocemos. Nuestro ministro de educación, José Ignacio Wert, es licenciado en Derecho y, al igual que la nueva consejera de educación de Andalucía, la relación más estrecha que ha tenido con el tema de la educación ha sido la impartición de las clases en una universidad, por lo tanto, el conocimiento de las necesidades de la educación española es prácticamente nulo.

Y aquí es donde me planteo ¿cómo sabe el ministro cuáles son las principales necesidades del alumnado de Primaria, Secundaria o Bachiller? ¿En qué se ha basado para saber si los cambios implantados en la LOMCE van a ser los óptimos y necesarios en dicho alumnado?

La respuesta creo que está en la mayoría de nuestras mentes. No conozco bien las razones de por qué expertos educativos no son los encargados de crear o modificar las leyes educativas o por qué personas ajenas al mundo de la cultura en general son los encargados de decidir cuánto se destina al mundo de la cultura y el espectáculo.

Esta situación no parece tener aspecto de cambiar mientras la mayoría de los políticos de este país sigan siendo abogados. Sólo espero en que en algún momento se regeneren y comiencen a gobernar en los distintos ministerios y consejerías especialistas de las distintas áreas.