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Los niños también deben aprender a cometer errores

Maria Pilar Garrido

Publicado el 15/07/2015 15:07

En muchas ocasiones, nos encontramos con padres, sobre todo los que son primerizos,  que muestran constantemente su miedo a que los hijos se equivoquen y las repercusiones que pueden tener en su autoestima el cometer errores. Aunque a veces no piensan en las consecuencias de que ellos mismos no sean capaces de tomar sus propias decisiones y aprender de sus errores. ¿Cuáles son dichas consecuencias?

El papel de los padres no es evitar que los niños no puedan cometer errores y lo hagan todo a la perfección, ya que de esa forma aprenderán a ser críticos la próxima vez y actuar de la manea correcta. El verdadero papel de los padres es el de ayudarles a que aprendan de dichos errores y que lo interioricen como algo positivo que les va a ocurrir en la vida.

Para ello, debemos evitar decirles un “te lo dije” en el momento en el que se equivocan. Debemos cambiar la manera de ver los fracasos reforzando los puntos positivos. Si por ejemplo se equivocan haciendo un problema de matemáticas y comienzan a caer en el “no soy capaz” debemos centrarnos en reforzar que a todos nos cuesta al principio cuando  estamos aprendiendo, fomentando que resuelva el problema por sí mismo y evitando acabar haciéndoselo nosotros.

Desde que son pequeños, debemos ir reforzando la idea de que sean capaces de valerse por sí mismos, adquiriendo responsabilidades poco a poco y que conforme vayan creciendo sean más autónomos, más críticos y más responsables de sus actos, aunque ello lleve a cometer errores, evitando que se conviertan en personas inmaduras e incapaces de valerse por sí mismos.

Si nosotros siendo adultos nos seguimos equivocando, ¿cómo no van a cometer errores los más pequeños de la casa? Evitando que se equivoquen lo único que conseguiremos es crearle la imagen de una situación no real de la vida en la que siempre estaremos nosotros para resolverle todos los problemas, algo que ocasionaría que lo asimilen como una situación normal y no serán capaces de aprender de sus errores y no terminarían de madurar de manera correcta.

Uno de los aspectos más importante es ser el ejemplo perfecto para nuestros hijos. Sobre todo cuando son más pequeños tienden a imitar todo lo que ven en nosotros. Somos su principal modelo de conducta, por lo que cuando nosotros mismos nos tengamos que enfrentar a una situación inesperada debemos actuar de manera tranquila y manteniendo una actitud positiva para que ellos adopten también esa misma actitud y enseñarles que no es malo cometer errores.

Los padres deben ser su principal apoyo en el caso en el que algo haya salido mal. Si no entienden lo que ha pasado o lo que ha ocurrido para cometer errores podemos ayudarles a razonar sobre por qué ha ocurrido y cómo se puede hacer para solventarlo, pero es importante que siempre vean en los padres una figura de apoyo y no como el que se lo soluciona todo, ya que si no, no estaremos consiguiendo nuestros objetivo.

Por lo tanto, uno de los principales deberes para conseguirlo es ser constantes con los niños, facilitándole el trabajo pero dejando que comentan errores que no perjudiquen su salud. Y es que el mayor error que los padres pueden cometer es no dejar que los hijos se equivoquen, y esta acción puede tener una repercusión en la personalidad de nuestros hijos.

Enseñémosle a cometer errores porque así, los haremos totalmente humanos.

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