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¿Por qué no jugar en la calle?

Maria Pilar Garrido

Publicado el 05/05/2015 16:05

Con la llegada del buen tiempo y con la excusa de que los días son más largos, nos apetece más salir a la calle, pasear, hacer ejercicio, o sentarnos en una terracita a disfrutar del sol y del calor primaveral. Con la excusa del buen tiempo, podemos aprovechar para volver a animar a nuestros hijos a jugar en la calle estimulando con juegos al aire libre su imaginación.

Cuando nos referimos a jugar en la calle hablamos de diversas actividades, desde las más básicas como jugar en los columpios del parque donde podrán compartir juego con los demás niños a juegos de toda la vida como la comba, la bicicleta, la gallinita ciega, el escondite, etc.

Y es que realmente la forma de jugar ha cambiado con el paso de los años. Bien es cierto que los juegos donde actividades cotidianas son reproducidas por los niños siguen siendo bastante usuales, pero el espacio en el que juegan sí difiere bastante, siendo principalmente la casa o espacios cerrados donde desarrollan su actividad principal.

El temor de los padres a que a los niños les pueda ocurrir algo es uno de los principales motivos por el que los niños desarrollan el juego en espacios cerrados. El tráfico, junto con el miedo a las malas noticias que nos encontramos diariamente en la prensa o en la televisión, hace que limitemos el espacio de juego de nuestros hijos impidiendoles a veces que puedan jugar en la calle.

Pero hay muchos espacios abiertos destinados al juego de los niños como los parques infantiles. Que los niños jueguen en este tipo de espacios es importante para el correcto funcionamiento de su desarrollo motor.

Además, jugar en la calle supone para los niños otros grandes beneficios como la mejora de las estrategias de socialización al compartir el espacio de juego con otros niños con los que tiene que compartir y a los que les puede enseñar algo que ellos no conocen.

Jugar al aire libre además tiene beneficios  físicos, ya que el correr y saltar en espacios abiertos evita que puedan caer en el sedentarismo y que puedan abusar de la televisión o de los videojuegos. Además, al jugar en la calle les otorga una sensación de libertad que les hace sentirse más responsables de sus actos.

Con las actividades extraescolares, los niños cada vez tienen menos tiempo de jugar. Entre las clases de inglés, futbol o baile no tienen tiempo para dedicarle a juegos creativos. Y es que en muchas ocasiones menospreciamos el juego pensando que es tiempo perdido para nuestros hijos y no sabemos valorar los grandes beneficios que tiene sobre nuestros hijos el juego tanto para la mente como para su bienestar y crecimiento físico.

Como vemos el fomentar jugar en la calle es algo que favorece a nuestros hijos en todas las dimensiones. Por desgracia, cada vez es menos habitual, sobre todo en las ciudades, ver a niños corriendo o jugando a los juegos más simples y tradicionales pero a la vez los que más nos han gustado a todos. ¿Por qué no nos animamos a comenzar a jugar y correr con ellos?

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