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El método ELI para el diseño de situaciones de aprendizaje

Concepción Moreno Alcaide

Publicado el 02/03/2023 19:03

Método ELI

Inmersos en el cambio que está suponiendo la octava ley de educación de nuestro país en cuarenta años, la LOMLOE, muchos docentes españoles intentan aprender a lidiar con el concepto de “situaciones de aprendizaje”, que aparece en nuestro nuevo marco normativo de referencia. El RD 217/2022 las define como “propuestas pedagógicas que, partiendo de los centros de interés de los alumnos y alumnas, les permitan construir el conocimiento con autonomía y creatividad desde sus propios aprendizajes y experiencias”.

En este artículo proponemos un acercamiento al método ELI (Enseñanza Libre de Improvisación) como propuesta metodológica para el diseño de situaciones de aprendizaje.

En el ámbito educativo y a lo largo de la historia han existido diferentes tendencias respecto al aprendizaje. Asimismo, son numerosos los investigadores que coinciden en el hecho de que el docente necesita servirse de una teoría científica que fundamente su proceder diario.

Hoy en día, y teniendo en cuenta las características del desarrollo social que vivimos, frente a corrientes como el conductismo, el humanismo o el movimiento cognitivo, es el paradigma constructivista sociocultural el que mejor nos permite comprender la realidad del acto educativo actual, conectando con el concepto de competencias desarrollado en las últimas décadas.

Esta teoría demanda, asímismo, una metodología para poder ser puesta en práctica. En este sentido, el constructivismo está estrechamente ligado a la metodología del aprendizaje cooperativo que requiere la participación activa del alumno y, mediante el trabajo en pequeños grupos, permite el aprendizaje no solo de conceptos, sino de habilidades y actitudes, tan importantes hoy en día, en un ambiente de interacción entre iguales. El rol mediador del docente será fundamental para orientar todo el desarrollo.

En este proceso de concreción del acto educativo, partiendo de la teoría científica como base y de la metodología como estrategia para su puesta en práctica, llegamos a la necesidad de un método o secuenciación de etapas didácticas que nos posibiliten hacer tangibles en el aula las teorías, principios y estrategias propuestas.

Podemos decir que son tres las piezas fundamentales que conforman el desarrollo de una lección en el aula: la actividad que se pone en práctica, el momento durante el que se realiza y la estrategia mediante la que se lleva a cabo.

Diversas investigaciones han puesto de manifiesto que hay diferentes momentos durante el desarrollo de una lección mediante aprendizaje cooperativo que se repiten, realizando actividades semejantes que buscan una misma finalidad u objetivo.

El método ELI analiza esta realidad y propone siete funciones didácticas fundamentales que se deben desarrollar en el proceso de construcción del aprendizaje. Estas funciones (estrategias) corresponderán a siete momentos concretos que componen la base de este método. A su vez, en cada uno de esos momentos se desarrollarán las actividades específicas diseñadas, según los objetivos a alcanzar.

Esta estructura no es rígida, sino que admite alteraciones del orden de los momentos, su duración, etc., en función de aspectos como el objeto de aprendizaje, los recursos disponibles, las características del alumnado o las metas propuestas.

Comentaremos seguidamente los siete momentos fundamentales que conforman el método ELI.

  • Momento A: Creación del ambiente de aprendizaje favorable.

Este primer momento es fundamental ya que en él nos preocupamos por crear un ambiente agradable y distendido, propicio para el aprendizaje. Se trata de lograr en clase las condiciones necesarias para que el acto educativo se desarrolle en un clima de respeto, confianza y fraternidad. Este hecho es esencial, teniendo en cuenta que queremos desarrollar una metodología de trabajo cooperativo, y nos servirá de base para activar la participación e implicación del alumnado, aspecto crucial en la concepción constructivista del aprendizaje. Será importante en esta fase recuperar y refrescar los conocimientos previos que los estudiantes puedan tener sobre el tema a tratar: ideas preconcebidas, a veces incluso erróneas, vivencias previas o, simplemente, intuiciones. Reunir y reestructurar esta información nos servirá para crear el punto de partida sobre el que apoyar los nuevos aprendizajes.

Actividades grupales de interrelación entre los alumnos, buscando la cohesión grupal; lluvia de ideas o conversación informal, para la detección de esos conocimientos previos mencionados; utilización de alguna imagen o vídeo como forma de fomentar la motivación hacia los nuevos aprendizajes, son algunas de las estrategias que se pueden poner en práctica en este primer momento.

  • Momento O: Orientación.

La captación de la atención del alumnado es necesaria en todo proceso de enseñanza-aprendizaje. También es indispensable mantener esa atención durante la lección. Estas acciones dependerán del objeto de estudio, de las estrategias utilizadas y, sobre todo, de las características del alumnado al que va dirigido el aprendizaje. La orientación de la atención será por tanto una condición necesaria en el acto educativo para que los estudiantes sepan en todo momento qué están estudiando, cómo lo están haciendo y con qué propósitos.

En este caso se puede utilizar la minilección como recurso de presentación de contenido en el que, con una estructura clara, duración acotada y resaltando las ideas principales, logremos transmitir al alumnado la esencia fundamental del objeto de estudio. Podemos también valernos de la ejemplificación o la resolución de problemas a la hora de orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje.

  • Momento R: Recapitulación o repaso.

Momento fundamental en el que se vuelve a tratar lo expuesto con el fin de recordarlo, mejorarlo y ampliarlo. En la esencia del aprendizaje está la idea de volver a lo aprendido con cierta regularidad para mantener ese contenido activo y en uso. Podemos realizar repasos de manera individual y grupal, de forma que con diferentes estrategias consigamos recuperar los aspectos fundamentales de los aprendizajes tratados hasta ese momento.

Podemos poner en práctica la realización de resúmenes, tanto orales como escritos o la elaboración de glosarios, por ejemplo, como estrategias de recapitulación de lo aprendido.

  • Momento P: Procesamiento de la información.

Consiste en confrontar al alumno con el objeto del aprendizaje para que interactúe con él y construya, de esta forma, su conocimiento. El docente, como mediador, deberá crear situaciones propicias para que el alumnado haga suya la lógica del contenido del aprendizaje. De nuevo, se podrá trabajar tanto individualmente como de forma grupal, mediante estrategias como las lecturas individuales o la elaboración de mapas conceptuales en los que es necesario dilucidar cuáles son las ideas básicas y establecer las relaciones existentes entre ellas, forma con la cual logramos procesar la información y comprenderla significativamente.

  • Momento I: Interdependencia social positiva.

No debemos olvidar que estamos desarrollando una metodología de trabajo cooperativo, por lo que la construcción social del conocimiento será tarea esencial para el desarrollo personal del individuo. La interdependencia social positiva es la relación que se crea entre los estudiantes con la finalidad de compartir la evolución de su aprendizaje y los resultados del mismo. Como es lógico, este trabajo debe complementarse con el desarrollo de la independencia individual de la persona. Las habilidades sociales son fundamentales en la sociedad actual y el desarrollo de las mismas en un ambiente de cooperación entre iguales favorecerá la satisfacción personal por los logros obtenidos.

El alumno tutor, debates acerca de un tema o puesta en común de los resultados de un trabajo en equipo son algunas de las estrategias que se pueden aplicar ya que con ellas trabajaremos la exposición de opiniones, el respeto al punto de vista del otro, la argumentación, la búsqueda de consenso y, esencialmente, el aprendizaje de habilidades y valores necesarios para vivir en sociedad y ejercer una ciudadanía activa.

  • Momento E: Evaluación de los aprendizajes.

La evaluación es una función que se desarrolla durante todo el proceso de aprendizaje, aunque pueden existir unos momentos clave en los que adquiera una importancia preponderante. Durante la evaluación seguimos aprendiendo: recuperamos lo aprendido, cómo lo hemos aprendido, qué progresos hemos conseguido y también qué aprendizajes no hemos adquirido y por qué. Se evaluará con diferentes técnicas e instrumentos, y no solo los conocimientos, sino también las destrezas y actitudes, teniendo siempre presentes como referentes, los objetivos que nos marcamos al inicio del proceso.

Entre otras estrategias, podemos evaluar mediante portafolios, cuestionarios o diarios de trabajo en equipo.

  • Momento SSMT: Sentido, significado, metacognición y transferencia.

El momento último de reflexión sobre lo aprendido engloba diferentes aspectos. Por un lado, entender el sentido y el significado de los conocimientos, habilidades y valores adquiridos, es decir, ubicarlos en un contexto y conectarlos con el conjunto de vivencias que ya se poseen. Es fundamental también reflexionar acerca de lo aprendido y cómo se ha aprendido para tomar consciencia de ello. Por último, y quizás lo más importante es entender la utilidad de los aprendizajes y saber ponerlos en práctica, extrapolándolos a las situaciones que se nos presenten y que debamos resolver en cada momento, de esta manera conseguimos que nuestro aprendizaje sea realmente significativo, posibilitamos la autorregulación/autogobierno y fomentamos la creatividad.

Recordar regularmente qué se está aprendiendo y para qué, lo cual nos ayuda a hacer presente el sentido y significado de los aprendizajes propuestos, parafrasear o reflexionar y llevar a cabo aplicaciones concretas de lo aprendido en nuestra vida diaria, son algunas de las estrategias que nos pueden ayudar en este momento.

Las ventajas que el método ELI nos puede aportar en el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje son múltiples.

Por un lado, favorece los vínculos emocionales entre los estudiantes creando ambientes propicios para el aprendizaje, orienta su atención a los aspectos claves del mismo, refuerza lo aprendido recapitulando los contenidos tratados, consigue la adquisición de los conocimientos, destrezas y valores más relevantes mediante el procesamiento de la información, promueve la mejora de habilidades sociales y emocionales, básicas para el desarrollo integral de la persona, identifica las fortalezas y debilidades mediante juicios de valor sobre lo aprendido que ayudan a reconducir el proceso y propicia la reflexión sobre el propio aprendizaje, su sentido, significado y utilidad, contribuyendo a la construcción del conocimiento.

Por otro lado, nos encontramos ante un método flexible que nos ayudará a estructurar creativamente una secuencia de actividades para el desarrollo de una situación de aprendizaje en diferentes contextos y/o niveles educativos. La selección de múltiples estrategias y la concreción del orden de las funciones didácticas definidas posibilitarán la personalización del diseño de las situaciones para poder adaptarlo al contexto existente, los objetivos planteados, las características del alumnado y los recursos disponibles. El hecho de definir cuáles son las funciones didácticas esenciales para que los estudiantes adquieran determinados aprendizajes nos ayudará a centrar nuestro trabajo en el aula, desarrollando diferentes actividades en cada uno de los momentos planificados, simultaneando la adquisición de conceptos, habilidades y valores, mediante técnicas individuales y grupales.

El método ELI aboga por la planificación responsable y argumentada del acto educativo (Enseñanza Libre de Improvisación) como condición indispensable para facilitar aprendizajes de calidad. De esta forma, podemos decir que el método ELI nos proporciona una rutina de trabajo didáctico basada en la teoría de constructivismo social y en la metodología del aprendizaje cooperativo que puede ser de utilidad para abordar los nuevos retos de la práctica docente actual.

 

Bibliografía

Ferreiro, R. (2011). Tres vértices del triángulo de las Competencias didácticas: Teoría, Metodología y Método. Revista Complutense de Educación, 22(1), 11-23.

Ferreiro, R. (2012). La pieza clave del rompecabezas del desarrollo de la creatividad: la escuela. Revista iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 10(2), 7-22.

Ferreiro, R. (Junio, 2012). Más allá de las Plataformas electrónicas: el Método ELI. Encuentro, foro multilateral, exposición “Educación, Innovación y TIC”. Ponencia llevada a cabo en el XIII Encuentro Internacional Panamá.

Madueño, M.L. (2007). Estrategias didácticas para el desarrollo de una lección. Manual para el alumno. Recuperado de  http://reynacema.files.wordpress.com/2008/11/manual-es1.pdf

Real Decreto 217/2022, de 29 de marzo, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria (BOE núm. 76, de 30 de marzo de 2022).

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