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El dilema de las adicciones en los jóvenes

asiermolleda2000

Publicado el 09/10/2021 12:10

Justificación

Las adicciones son una de las múltiples causas que generan preocupación y desasosiego en la población en general, ya que afectan a un alto porcentaje de la misma, abordando prácticamente todas las etapas del desarrollo humano. Pero, dicha intranquilidad se agrava en los padres y madres cuando este dilema afecta de manera directa o indirecta a sus hijos/as menores. Es por ello que Torres (2000) señaló, que la problemática del abuso de sustancias en este grupo sociodemográfico debe llamar fuertemente la atención, tanto en las autoridades como en los/as maestros/as y en la colectividad en general.

Por ello, y con la finalidad de observar la evolución de las prevalencias de consumo, surgió la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), la cual se realiza cada dos años midiendo una amplia muestra de sujetos de entre 14 y 18 años, con el objetivo de generar conocimiento acerca de los aspectos relacionados al consumo y acerca del perfil de persona consumidora, así como de los factores de vulnerabilidad y predisposición. Además, en los últimos años ha habido una notoria incorporación a dicho programa, y es que además de estudiar las adicciones sujetas a sustancias, ha añadido la clasificación de adicciones sin sustancias o adicciones comportamentales (ESTUDES, 2018/2019). 

La preocupación y el miedo a esta problemática cada vez es mayor, puesto que Torres (2000) caviló que conforme avanzasen los años, el consumo sería cada vez más y más precoz, lo cual ha quedado respaldado por los resultados de ESTUDES (2018/2019), siendo la edad de inicio en el consumo de alcohol y tabaco entre los 13 y 14 años. En el caso del cannabis, a los 14 años y medio. Y en el caso de la cocaína y los hipnosedantes, alrededor de los 15 años. Cabe destacar que el inicio en este tipo de adicciones, al igual que en las adicciones sin sustancia, se da mayoritariamente en los recreos de las escuelas e institutos, siendo los centros educativos su punto de partida (Castro, et al., 1988). 

Es por ello, y en base a estas escalofriantes cifras, que se hace notar la necesidad imperiosa de poner en marcha planes de prevención y conciliación para prevenir este tipo de conductas que únicamente pueden desembocar en consecuencias fatales, como el fracaso escolar, problemas de salud, tanto física como mental, exclusión social y problemas de memoria, atención y razonamiento, entre otros (ESTUDES, 2018/2019; Verdejo-García, et al., 2002)

Pero, ¿qué son las adicciones?

Definir el término adicción, tal y como postula Adès (2020), no es tarea fácil, ya que la mayoría de intentos han sido imprecisos y controvertidos. No obstante, para un primer acercamiento a dicho concepto, la definición “dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico” recogida por la Real Academia Española (2020), es correcta y adecuada, aunque insuficiente. Ya que, las adicciones son mucho más perjudiciales y peligrosas de lo que parece quedar reflejado. Las adicciones se caracterizan por el fuerte deseo o sentimiento compulsivo destinado a realizar una conducta, deteriorando así toda capacidad de control por parte del sujeto, llegando a afectar a sus funciones ejecutivas, generando angustia y malestar emocional cuando la conducta no puede ser realizada. Asimismo, otro de los patrones que siguen es que a pesar de que la conducta adictiva muestre una clara evidencia de ser la causante de los diversos problemas en el sujeto, este/a persiste en la realización y mantenimiento de la misma. Como consecuencia, la adicción se convierte en el foco central de su día a día deteriorando su calidad de vida (Organización Mundial de la Salud, 2018 y Gossop, 1989 citado el Belloch, et al., 2008).

Tipos de adicciones y su frecuencia entre los jóvenes menores

            Dentro de la variedad de taxonomías existentes en lo referente a las adicciones, nos centraremos únicamente en la clasificación adicciones con y sin sustancia. Por un lado, las adicciones con sustancia son aquellas que necesitan de un elemento físico que introducir en el organismo, ya sea vía oral, nasal, pulmonar, intravenosa o rectal, para que éste haga una reacción química que altere el nivel homeostático del cuerpo produciendo, por lo general, sensaciones placenteras (Belloch, et al, 2008). Por otro lado, las adicciones sin sustancia son aquellas que carecen de un elemento físico que introducir en el organismo, pero que, en una medida u otra, la sensación producida por la realización de la conducta adictiva es similar a la producida por la del consumo de una sustancia psicoactiva (Pérez, 2011).

            En correspondencia a las adicciones con sustancia, las tres más consumidas entre los jóvenes de entre 14 y 18 años son las siguientes. En primer lugar, se encuentra el alcohol, el cual ha sido consumido al menos una vez en la vida por el 77,85% de los jóvenes, de entre los cuales el 58.5% lo consume de forma habitual. En segundo lugar, se encuentra el tabaco. Dicha sustancia ha sido consumida al menos una vez en la vida por el 41,25% de los jóvenes, de entre los cuales el 26.6% lo hace de manera habitual y el 10% lo consumen a diario. Además, en 2018, el número de estudiante de educación secundaria que empezó a fumar fue algo más de 205.000. Finalmente, la tercera sustancia más consumida es el cannabis, la cual ha sido consumida al menos una vez en la vida por el 33% de los jóvenes, de los cuales el 19,4% lo hace de forma habitual. Cabe mencionar que las dos primeras sustancias son más consumidas por las chicas que por los chicos, y en el caso de la última a la inversa (ESTUDES, 2018/2019).

Respecto a las adicciones sin sustancia, las tres más frecuentes entre el grupo sociodemográfico de referencia son las siguientes. En primer lugar, se halla el juego con dinero, tanto online como presencial, el cual ha sido jugado por el 25,5% de los jóvenes menores, siendo la edad de inicio a los 14 años y medio para ambas modalidades. Dentro de esta adicción hay una infinidad de posibles juegos tales como las apuestas deportivas, juegos de casino o máquinas tragaperras (online), siendo la primera de ellas más común entre hombres y las dos siguientes entre mujeres, en lo que a la modalidad online se refiere. En el caso de la modalidad presencial, los juegos más característicos son la lotería y las quinielas, los juegos de casino y las máquinas tragaperras (físicas), en las que los hombres son más proclives a jugar en comparación a las mujeres. Asimismo, se pone de relieve que conforme avanza la edad de los individuos, éstos juegan de manera más habitual y reiterada. Cabe mencionar también que la probabilidad de desarrollar un trastorno de juego patológico es muy significativa en comparación con el resto de población que no juega. En segundo lugar, se encuentra con el uso compulsivo de internet, el cual afecta al 20% de la población joven. Y finalmente, el uso de los videojuegos, que afecta al 82.5% de los jóvenes, siendo el 96% hombres y el 69% mujeres (Brime, et al., 2020 y ESTUDES 2018/2019).

Causas de la adicción: Perfil de la persona adicta

Según San Juan, et al., (2009), el perfil psicosocial de los/as menores adictos/as se ve truncado por variables como; la falta o el exceso de control por parte de los progenitores, la situación económica de la familia, fuertemente relacionada con la vulnerabilidad social, y el contacto con amigos o iguales que realizan conductas criminógenas. Por otro lado, Contreras, et al., (2011) añaden que dichos sujetos muestran una tolerancia a la frustración y un autocontrol muy bajo en comparación a sus iguales no consumidores o adictos, así como un locus de control externo, lo que significa que en vez de intentar cambiar y reconducir su conducta, se comportan de manera pasiva debido a que han aprendido que todo intento de cambio no funciona, por lo que se observa una pérdida de la respuesta de afrontamiento, lo que es conocido como indefensión aprendida (Larsen y Buss, 2005). Además, Saravia y Frech (2012) encontraron una relación significativa entre baja autoestima y autoeficacia y consumo de sustancias.

Consecuencias de las adicciones

El consumo de drogas afecta a la memoria, el aprendizaje, la atención, la concentración y el razonamiento; es decir, tiene un efecto sobre las funciones cognitivas. Es de destacar el daño en el lóbulo frontal, derivando en la afectación en las funciones ejecutivas, que a su vez tiene sus consecuencias a nivel cognitivo y conductual (Verdejo-García, et al., 2002), dejando a entrever un posible deterioro neuropsicológico que repercute en dichos niveles (Bajo-Bretón, 2011).

Dicho consumo, altera el estado normal del sistema nervioso central (SNC) provocando alteraciones funcionales y morfológicas en los lóbulos frontales y temporales, en el cerebelo y en el sistema límbico (Maradona, et al., 2015), así como provocando cambios neuropsicológicos que pueden llegar a producir alteraciones neuroadaptativas en correspondencia a las funciones cognitivas, motivacionales y conductuales, dañando y alterando sistemas y sus funciones cerebrales correspondientes (Robinson y Berrigde, 2003). En estudios de resonancia magnética funcional (RMf) efectuados por Becker, et al., (2010) en sujetos adolescentes que consumían cannabis, se ha mostrado que, pese a que tras dejar de consumir son capaces de realizar tareas cognitivas que tienen relación con la memoria de trabajo de una forma normal, aumenta la actividad prefrontocortical. Este aumento de la actividad prefrontocortical indica que existe un daño oculto en los circuitos de procesamiento cognitivo. 

En correspondencia a las adicciones comportamentales, Albein-Urios, et al. (2012) postulan que también presentan consecuencias tanto neurobiológicas como cognitivas en los individuos sujetos a ellas. Además, en las investigaciones llevadas a cabo por Monaghan, et al. (2009) se corroboró la hipótesis de que las adicciones sin sustancia, concretamente el juego patológico o ludopatía, afecta de manera nociva a la memoria selectiva. Por otro lado, cabe destacar que cualquier conducta adictiva sin sustancia en exceso puede acarrear problemas como el estrés, ansiedad, depresión, inestabilidad emocional, memoria insuficiente o desórdenes neurológicos (Shekarey, et al., 2011; Sierra, et al., 2009).

Prevención

En cuento a la prevención, Becoña (2007) ofrece tres motivos por los cuales se debe prevenir este tipo de conductas; el primero de ellos es para que las futuras generaciones no adopten este tipo de posturas y actitudes; el segundo es para evitar y minimizar el número de enfermedades, físicas y mentales, que producen este tipo de conductas; y el tercero es para evitar que se dé el salto de unas drogas a otras, como puede ser el salto de consumir tabaco a consumir cannabis.

 En base a las consecuencias, anteriormente mencionadas, se proponen como necesarias las implantaciones de las evaluaciones y los tratamientos neuropsicológicos a fin de determinar en qué nivel se encuentra un sujeto y qué tipo de tratamiento específico necesita para evitar, el seguimiento y la recaída y lograr la finalización de un tratamiento óptimo (García, et al., 2011). Por otro lado, Torres (2000) opta por programas de educación en el ámbito de las drogodependencias con el objetivo de inculcar habilidades para resistir a la presión social y así evitar el consumo. Moreno-Mattar (2016) considera que el factor más importante para evitar este tipo de conducta es la motivación por parte de los/as docentes y maestros/as fomentando la propia motivación intrínseca en el alumnado para que sean ellos/as mismos/as los/as que valoren otras alternativas en lugar de consumir o desarrollar conductas adictivas y patológicas.

Conclusión

En suma, se sabe que las adicciones, tanto con y sin sustancias, afectan a un gran número de personas desde edades muy tempranas. Asimismo, y gracias a la investigación, se han podido obtener una serie de datos acerca del perfil y del patrón que sigue la persona que está sujeta a una adicción, así como de las consecuencias que genera en el mismo. Pero todavía hace falta más investigación en el área de la prevención para intentar atrasar al máximo el inicio de este tipo de conductas con el objetivo de intentar lograr erradicarlas de algún modo u otro. 

 

 

Referencias

Adès, J. (2020). Les addictions. Définitions et limites du concept. Neuropsychiatrie de l'Enfance et de l'Adolescence, 68(4), 173-174.

Albein-Urios, N., Martínez-González, J. M., Lozano, Ó., Clark, L., y Verdejo-García, A. (2012). Comparison of impulsivity and working memory in cocaine addiction and pathological gambling: Implications for cocaine-induced neurotoxicity. Drug and Alcohol Dependence, 126(1-2), 1–6.

Bajo-Bretón, R. (2011). Deterioro cognitivo asociado al consumo de diferentes sustancias psicoactivas. Actas Española de Psiquiatría, 39(3), 168-73.

Becker, B., Wagner, D., Gouzoulis-Mayfrank, E., Spuentrup, E., Daumann, J. (2010). The impact of early-onset cannabis use on functional brain correlates of working memory. Progress in Neuropsychopharmacology and Biological Psychiatric. 34(6), 837-45.

Becoña, E. (2007). Bases psicológicas de la prevención del consumo de drogas. Papeles del Psicólogo, 28(1), 11-20

Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (Eds.) (2008). Manual de psicopatología, volumen I. Edición revisada. Madril: Mcgraw-Hill.

Brime, B., Llorens, N., Méndez, F., Molina, M. y Sánchez, E. (2020). Informe sobre adicciones comportamentales. Ministerio de Sanidad, Delegación del Gobierno para el Plan Nacional Sobre Drogas. Recuperado de: INFORME SOBRE ADICCIONES COMPORTAMENTALES (sanidad.gob.es)

ESTUDES (2018/2019). Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España. Recuperado de: INFORME 2020 Alcohol, tabaco y drogas ilegales en España. Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES), 1994-2018/2019 (sanidad.gob.es)

García, G., García, O. y Secades, R. (2011). Neuropsicología y adicción a drogas. Papeles del Psicólogo, 32(2), 159-165.

Larsen, R.J. y Buss, D.M. (2005) (2º ed.) Psicología de la Personalidad. Dominios de conocimiento sobre la naturaleza humana. México: McGraw Hill.

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Monaghan, S., Blaszczynski , A., Nower, L. (2009). Consequences of winning: the role of gambling outcomes in the development of irrational beliefs. Behavioural and Cognitive Psychotherapy, 37(1), 49-59.

Moreno-Mattar, O., Jaramillo, A.C. y Posada, I.C. (2016). Motivación de educadores para gestionar proyectos de prevención de la violencia y el consumo de drogas en colegios de Medellín. Drugs and Addictive Behavior, 1(1), 53-68

Pérez, F. (2011). Las adicciones sin sustancia en estos últimos 40 años. Norte de salud mental, 9(40), 47-56.

Real Academia Española. (2020). Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.4 en línea]. https://dle.rae.es 05/10/2021.

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Saravia, J.C. y Frech, H. (2012). Relación entre autoeficacia, autoestima y el consumo de drogas médicas sin prescripción en escolares de colegios urbanos de Perú. Revista Peruana de Epidemiología, 16(3), 1-8.

Shekarey, A., Rostami, M. S., Mazdai, K., & Mohammadi, A. (2011). Masturbation: Prevention; Treatment. Procedia. Social and Behavioral Sciences, 30, 1641–1646.

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