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¿Escuelas más alegres y relajadas? El yoga como herramienta educativa.

Sara Martínez Huertas

Publicado el 27/03/2021 17:03

 

 

Vivimos inmersos en grandes cambios. Las TIC han afectado a nuestra forma de trabajar y de vivir. Ya no sirve memorizar contenidos, ya que todos están en la red. Nuestras sociedades necesitan personas que sepan gestionar los torrentes de información de forma crítica y creativa y que puedan vivir los cambios de manera positiva. 

Y en este marco ya complejo, irrumpe el COVID en nuestras vidas y todo a lo que estábamos acostumbrados cambia de nuevo. Nos enfrentamos a situaciones inesperadas que generan en los niños y en los adultos emociones difíciles de gestionar.

En este contexto exigente, cambiante y confuso, adquieren una gran importancia los recursos personales que cada uno de nosotros pone en marcha para gestionar las emociones que aparecen, no siempre agradables. Entre todas las inteligencias posibles, destaca la inteligencia intrapersonal de Gardner (2003). 

Pero seamos honestos y pensemos: ¿Qué ambiente se respira en nuestras aulas? ¿Ofrecemos a nuestro alumnado herramientas para vivir en un mundo incierto? ¿Les ayudamos a ser más conscientes de sus emociones? ¿Practicamos recursos que les permitan vivir más felices? Y lo más importante: ¿Nos gustaría cultivar el bienestar en nuestras escuelas?

Si la respuesta es afirmativa, hay muchas posibilidades. Hay metodologías globalizadoras, activas y pedagógicas que pueden ayudar, pero me gustaría hablaros de las posibilidades que nos ofrece el yoga a nivel educativo

Pero ¿qué es exactamente el yoga? El yoga es una disciplina milenaria de origen indio que trabaja mediante un sistema de ejercicios físicos, técnicas de respiración y relajación que mejoran la salud y llevan a la persona a un estado de equilibrio (Kojakovic, 2005).

Y ¿Por qué considero que el yoga encaja tan bien en las escuelas? Porque entiende a la persona en su globalidad, potenciando todas sus dimensiones: física, cognitiva, emocional y espiritual. Es, por lo tanto, una práctica que facilita un enfoque integral de la educación, tal y como nos indicaba Delors cuando hablaba de que la educación guardaba un tesoro (1996). 

Pero yo no he sido la primera ni la única que ha experimentado con el yoga en el ámbito escolar.  M. Flak empezó a aplicar el yoga en las escuelas de París en 1973. A raíz de esta experiencia se creó la RYE, una asociación que durante muchos años ha investigado en este campo desarrollando una metodología práctica de seis pasos: 1) Vivir juntos, 2) Cuidar el cuerpo y la mente, 3)  Tener una buena postura, 4) Respirar, 5) Relajarse y 6) Concentrarse. 

Las aplicaciones del yoga en la escuela han generado grandes logros. Investigadores como Bravo et. Al. (2003) han concluido que genera los siguientes beneficios:

  • A nivel físico, permite explorar el cuerpo de forma respetuosa y tomar conciencia.

  • A nivel mental, la mente se concentra y pone atención a partir del movimiento.

  • A nivel social, se favorece una relación respetuosa con los otros.

Además, muchos expertos, como García (2011) y Endara (2012),  destacan los beneficios que genera a nivel emocional, ya que permite canalizar las emociones.

Y ¿cómo he conseguido aterrizar toda esta información a la realidad de las aulas? A partir de esta base teórica y gracias a mis experiencias previas con el yoga me animé a impulsar un proyecto de investigación durante mi etapa de prácticas en una escuela pública. La idea era profundizar en las posibilidades que ofrece el yoga para que el alumnado de Educación Infantil sea más consciente de su cuerpo y de sus emociones (Martínez, 2020). 

Creé un proyecto de diez sesiones de 45 minutos basado en el recurso de los Yoga-cuentos. Este recurso aprovecha las posibilidades del “cuento motor”, un tipo de cuento en el que los niños y niñas se convierten en protagonistas de la historia porque vivencian las diferentes escenas y personajes a través de su cuerpo y de la expresión corporal. En el caso de los yoga-cuentos, cada vez que aparece un personaje se muestra la postura de yoga relacionada.

Las sesiones de yoga-cuentos fueron un gran descubrimiento, ya que me permitieron desarrollar mi creatividad como docente. Muchas de las posturas de yoga se inspiran en la naturaleza (sol, luna, árbol, flor, animales, etc.), y esto da mucho juego de cara a hacer propuestas a los más pequeños. El reto es encontrar historias interesantes y divertidas, en las que aparezcan estos elementos y las diferentes emociones.

De esta manera, a través de los Yoga-cuentos no solo trabajamos los recursos personales del alumnado (conciencia corporal y emocional), sino que además se introdujeron contenidos del medio natural

Es precioso ver la atracción que el alumnado de esta edad siente por los animales. Al principio, cuando aparece un animal en la historia, ellos lo imitan, con todo su cuerpo, con su voz, con entusiasmo, expresando los conocimientos previos que tienen. Y poco a poco, al observar a la maestra, van aprendiendo posturas de yoga que generan estiramientos y un trabajo físico que, como cualquier deporte, pone en acción a las endorfinas, esos neurotransmisores que generan sensaciones placenteras. Los docentes también se benefician de esa sensación de bienestar que ayuda a reducir el estrés acumulado.

A partir de los yoga-cuentos he podido introducir el yoga en la escuela de forma lúdica. Os animo a que encontréis espacios y momentos en vuestras aulas para generar propuestas de juego y movimiento, ya que los beneficios para todos son múltiples. Esta experiencia me ha hecho ver que si nos movemos y nos divertimos, todos aprendemos mejor. 

Os explico cómo estructuro mis sesiones de yoga-cuentos, por si os animáis a experimentar con ellas. Se plantean en tres grandes fases:

  1. Ritual de entrada. Sirve para dar la bienvenida, reconocer al grupo y  situar el cuerpo. Sentados en círculo, ponemos atención en la postura y en la respiración.

  2. Actividades centrales. A partir de juegos y cuentos se trabajan las principales técnicas del yoga: el calentamiento, las posturas, la relajación y la respiración. Los yoga-cuentos integran todas estas técnicas de forma lúdica. Algunas ideas complementarias pueden ser: el juego de las estatuas, la realización de posturas de yoga a través de muñecos sorpresa, soplar plumas y realizar un masaje en cadena. 

  3. Ritual de salida. Se plantean actividades relajadas como pintar mandalas o las “charlas del corazón” en las que explicamos cómo nos sentimos.

Respecto a los recursos necesarios, no penséis que se requiere una gran inversión: una sala amplia, un reproductor de música, esterillas, algunos complementos (pañuelos, plumas, hojas, fotografías, muñecos) y sobre todo mucha imaginación y ganas de pasarlo bien. 

La investigación que realicé (Martínez, 2020) me permitió comprobar de forma directa que los beneficios del yoga se pueden extrapolar a nuestras escuelas. El yoga no solo permite trabajar contenidos del medio y mejorar la conciencia corporal y emocional del alumnado, sino que además genera emociones mayoritariamente agradables, como calma y alegría. Estas últimas conclusiones son de vital importancia en momentos de incertidumbre como los actuales en los que todos necesitamos recursos para sentirnos bien.

Os animo a cultivar el bienestar en vuestras aulas y a potenciar recursos para que el alumnado mejore su inteligencia intrapersonal, ya que estos aprendizajes son realmente significativos: les ayudarán a vivir mejor y les acompañarán durante toda su vida. 

 

BIBLIOGRAFÍA:

Bravo, E. y Pagazaurtundua, V. (2003). El cuento motor y el yoga en la enseñanza primaria. Apunts, 2(72), 35-40.

Delors, J. (1996.). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI. Madrid: Santillana/UNESCO.  

Endara, M. (2012). Yoga en el aula. (Tesis doctoral, Universidad San Francisco de Quito, Ecuador). Recuperado de http://repositorio.usfq.edu.ec/bitstream/23000/1485/1/103712.pdf 

García, D. (2011). Ioga i educació. Un aprenentatge per a la vida. Barcelona: Publicacions de l’ Abadia de Montserrat.

Gardner. Gardner, H. (2003). La inteligencia reformulada. Las inteligencias múltiples en el siglo XXI. Barcelona: Paidós

Kojakovic, M. (2005). Yoga para niños. Santiago de Chile: Random House Mondadori.

Martínez Huertas, S. (2020). El yoga como herramienta para el desarrollo de la conciencia corporal y emocional. e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación,  15,  31-46.  DOI: http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4884

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