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Laboratorio de emociones: el Emocionario de los niños

Patricia de la Torre

Publicado el 02/04/2020 21:04

Es lo que tiene vivir con emoción la magia de lo cotidiano en las aulas de Infantil y compartirlo con las familias. Siempre con los ojos bien abiertos, las orejas dispuestas a escuchar con vivo interés aquello siempre tan lógico y certero que te cuentan los niños con ese vivo entusiasmo que nace de su infinita curiosidad, y con un mandilón de los de cuadrines y bolsillos grandes de colores para guardar esos tesoros que van apañando por aquí y por allá. Y es así, como un buen día indagando por aquí y por allá me topé con un diccionario de emociones: “El Emocionario. Di lo que sientes”, escrito e ilustrado por  Cristina Nuñez y Rafael Moreno, de la Ediorial Palabras Aladas;...y manos a la obra que nos pusimos familias y escuela  los tres cursos de Segundo Ciclo de Educación Infantil. Y estas son algunas pinceladas del recorrido de nuestro “Emocionario de los niños” un tanto particular.

Una propuesta que se convierte en un espacio con sello propio en el que expresarse y sentirse bien. Los ingredientes fundamentales: escucha activa, aceptación incondicional, una buena dosis de creatividad y una pizca de mucha, ¡muchísima!, atención y concentración, al fin y al cabo esto es un proyecto muy serio a la par que chulo entre todos.

Como justificación a esta propuesta que se transforma en un proyecto compartido lanzamos la premisa de que la felicidad es un fin en sí misma. Aplicar las emociones positivas para resolver los retos que plantea la vida es un factor fundamental para crecer desde una perspectiva saludable tanto emocional como intelectualmente. Una gestión consciente de lo que sentimos se traduce en armonía y bienestar en el día a día.

 

Nuestro Emocionario se trata de una propuesta creativa para ayudar a cada niño a descubrirse a sí mismo y a comprender cómo se siente y cómo actúa, para conectar con sus emociones y con las de los demás; para que encuentre recorridos de expresión a través de la multiplicidad de lenguajes y para generar una buena mochila de recursos de respuesta a las diferentes situaciones, sabiendo pedir ayuda si fuera preciso.

Los objetivos se establecen con la colaboración de las familias, a las que se pasa un breve cuestionario en el que han de marcar con un aspa aquellos objetivos guías en el desarrollo de la propuesta. Al fin y al cabo para el niño su casa y su escuela son dos contextos afectivos muy importantes en los que investiga, experimenta, descubre y crece;  y que han de tener una línea de continuidad que proporcione un marco de seguridad al niño.

- Identificar, comprender y regular las emociones básicas: tristeza, alegría, vergüenza, cansancio, miedo, asco.

- Reconocer y respetar las emociones del otro.

- Expresar las vivencias emocionales mediante diferentes lenguajes como el musical, plástico, corporal, gestual y literario.

- Valorarse positivamente a sí mismo, a quienes le rodean y a su entorno.

- Abordar los conflictos que vayan surgiendo de forma constructiva.

- Aprender a asumir responsabilidades y dificultades confiando en sí mismos.

- Fortalecer vínculos.

- Crear en la escuela un tiempo y espacio donde hablar sólo de lo que sentimos: un laboratorio de emociones.

Las emociones están ahí, presentes en lo cotidiano de la escuela. El día a día es emoción. Las emociones se sienten, se ríen, se lloran, a veces buscan un escondite debajo de una mesa, o se dan cita en la algarabía del jardín. La tristeza, el enfado, la vergüenza, el cansancio, la sorpresa y la alegría están ahí y son los contenidos que hemos planificado para elaborar “El Emocionario de los niños”. Es a través de estos que se trabajan las competencias socio-emocionales que llevan a una gestión emocional creativa y positiva tales como: motivación, confianza, autocontrol, altruismo, cooperación, enfoque constructivo de conflictos, responsabilidad, toma de decisiones, autonomía, reflexión, adaptación a los cambios.

La metodología de esta propuesta es lúdica, de disfrute y descubrimiento; siempre estirando del hilo a partir de las experiencias que me cuentan los niños de su día a día, de aquello que les preocupa o a partir de los conflictos que surgen en la interacción diaria y que encienden la chispa de las emociones.

Nuestro libro guía es “El emocionario. Dí como te sientes”. Si bien se aportan entre todos diferentes cuentos, álbumes ilustrados, fotografías, dibujos, poemas, canciones, retahílas, haiku. El Emocionario de los niños se nutre de una incesante creatividad que salta las esferas artísticas y va teniendo vasos vinculantes con la resolución positiva de situaciones diversas en el día a día.

La estructura planteada es de ayuda para mantener un ritmo así como la motivación.

Actividades iniciales o de apertura, que se van alternando:

- Juego del silencio de Montessori. Con los ojos cerrados escuchamos los sonidos de nuestro cuerpo, la respiración, el latido del corazón, si nos rugen las tripillas porque casi es la hora de la merienda. Después de escucharnos a nosotros mismos nos centramos en los sonidos del exterior: la lluvia, el mar, el viento, los pajarillos,...Creamos así un ambiente en calma.

- Escucha musical consciente (artesofía) de una audición clásica: Contradanza de Mozart, EL amanecer de Grieg. A través del movimiento de brazos y manos siguiendo la partitura interactiva se favorece la coordinación de los hemisferios cerebrales lo que predispone a la atención y la concentración.

- Ejercicios de conexión con los sentidos mediante la euritmia (Pedagogía Waldorf):

 “A, ¿cómo estás?; E, ¿me ves?, I, ¡estoy aquí!; O, ¡este soy yo!; U, ¡y tú y tú y tú!”.

Actividades centrales, teniendo en cuenta que se cuentan con dos horas por semana y curso en el horario de tarde.

- Primer día: a los recursos literarios que van llegando a nuestra pequeña biblioteca de las emociones se suman otros psicoexpresivos que nos dan mucho juego: dibujo con diferentes técnicas (pincel, esponjas, pintar con las manos, con tizas), dramatización con títeres, marionetas, con muñecos, con disfraces; el juego en caja de arena con figurillas varias; y a veces con cajas, telas y otros elementos se juega a representar pinceladas de la vivencia emocional del día a día.

- Segundo día: abrimos la sesión con un cuento según la emoción que estamos investigando en ese momento, a veces lo contamos en el kamishibai o en el teatrillo de marionetas; y seguimos dialogando acerca de aquello que se vive a flor de piel y recogiendo, a través de la palabra y el dibujo, en un cuaderno de bitácora lo que sentimos cuando estamos tristes, contentos, avergonzados con las mejillas coloradas, boquiabiertos de la sorpresa, con miedo o algo nos da un asco tremendo.

Actividades finales, que se alternan en días:

- Relajación: con masaje con pelotas, globos o plumas, alguna postura de yoga o simplemente un poco de mindfulness: cerrar los ojos y respirar para captar con plenitud el momento presente; mientras suena una melodía muy relajante con sonidos de la naturaleza.

Las familias, al tener un alto grado de participación, muestran una enorme motivación. Semanalmente se les envía el “informe de emocional”, lo que genera feed back e incluso la idea de Escuela de Familias centrada en temas de interés educativo en edades tempranas. Cuando la escuela es un espacio acogedor y abierto a la multiplicidad de identidades surgen propuestas que enriquecen a todos en la labor, fascinante y al mismo tiempo compleja, de educar.

Acoger, validar, confiar, acompañar son premisas básicas en este taller en el que se observa y escucha lo que nos cuentan los niños; así como documentar el proceso para dejar constancia de un proyecto entre todos como es el Emocionario de los niños en el que, además, se dan algunas orientaciones para un acompañamiento respetuoso.

En conclusión El Emocionario de los niños es una propuesta sencilla que da pie a hablar largo y tendido todos los cursos de las emociones básicas: tristeza, enfado, vergüenza, cansancio, sorpresa, alegría. Los niños tras un largo y profundo trabajo de ida y vuelta por su propio mapa emocional, reflexionan y dialogan sobre cómo se sienten aportando sus granitos de arena para no solo identificar y pensar las emociones sino para buscar, indagar y crear soluciones positivas ante cualquier reto del día a día.

Antes de cerrar este artículo, a modo de experiencia que quiero compartir, comparto algunas pinceladas de nuestro Emocionario particular.

TRISTEZA

“Mirar montañas grises me da mucha tristeza”

Estar triste es algo completamente normal. Todos tenemos derecho a abrir las puertas a la tristeza y dejar que permanezca dentro el tiempo que necesitemos para que nos acompañe en nuestras reflexiones y pensamientos.

ENFADO

“No me dejan el dinosaurio”

Es una emoción que va desde una ligera molestia hasta la ira y la rabia. Nos llega a hacer sentir muy mal. Pero si lo sabemos gestionar bien estaremos tendiendo puentes para nuestro crecimiento como personas.

MIEDO

“Un monstruo muy grande, enorme y que nos pase algo muy malo”

Necesario para nuestra propia supervivencia, el miedo vive en el imaginario infantil en forma de brujas, monstruos, sombras y seres variopintos siempre al acecho.

VERGÜENZA

“Si me pillan hablando con mi amigo imaginario”

Esta emoción nos saca los colores sin avisar o nos hace andar cabizbajos cuando no queremos que alguien se entere de algo o nos sentimos inseguros.

CANSANCIO

“Jugar en el parque y querer ir a casa”

Nos avisa de que tras jugar, explorar y descubrir necesitamos un buen descanso para reponer energías y ¡seguir!

SORPRESA Y ¡ALEGRÍA!

“Un mago que ha llegado al cole”

“Tengo una bici y estoy contento”

Porque cada día es una ocasión para las sorpresas que tanta alegría nos dan. Los niños son una caja de sorpresas, siempre receptivos y agradecidos ante cualquier detalle con una sonrisa que nos llena de infinita alegría. Y es que, aunque a veces en nuestro camino aparece el desconcierto, nunca ha de faltar un espacio para la serenidad y la felicidad.

Estos son retales de un Emocionario de los niños que junto con un amplio recopilatorio de reflexiones, poemas hechos por ellos mismos, refranes de siempre; se completa con algunas orientaciones para un acompañamiento respetuoso de las emociones:

- Ofrecer nuestra presencia y escucha desde la disponibilidad, la aceptación incondicional, la cooperación a un buen clima y la seguridad.

- Compartir con complicidad alguna anécdota, situación nuestra, cómo nos sentimos y lo resolvimos. Esto les ayudará a sentirse mucho mejor.

- Buscar y ofrecer algún recurso creativo que pueda ser de ayuda para guiar la búsqueda de una solución a aquello que le aflige, le da miedo, avergüenza o cansa.

Nuestras emociones están ahí, en el día a día. Qué importante es conocerlas a fondo para saber manejar el timón y sentirnos bien. Los niños son felices con cada detalle diario del cole, de la casa o de la calle; contextos interactivos en los que además surgen conflictos necesarios para aprender y crecer emocionalmente, con un acompañamiento adecuado. Educar desde, en y para la felicidad comienza por educar nuestra mirada hacia una Infancia capaz de co-construirse con un enfoque positivo, en cuya filosofía de vida no faltan el dar la oportunidad al elogio de la lentitud (palabras que me permito de Carl Honoré), el disfrutar con sentido del asombro y el sentir todas y cada una de las emociones que son en sí la vida misma.

Sin duda, de mayor quiero ser feliz y seguir ilusionándome con ojos de niño, en palabras de Frato, ante los matices que nos ofrece lo cotidiano, desde el olor a fresco de la mañana hasta seguir el rastro de la lagartija a ver donde se esconde,. En definitiva, sencillamente vivir desde la emoción.

Esta propuesta es extrapolable, ¿por qué no?, a las aulas de Primaria y Secundaria.

BIBLIOGRAFÍA:

Bisquerra, R. y Escoda, N. (2007). Las competencias emocionales. Revistas UNED. Vol 10.pp.61-82.

Hoyuelos, A. (2007). Documentación como narración y argumentación. Aula de Infantil, Nº39.pp.5-9.

Nuñez, C. y Romero, R. (2013). Emocionario. Di lo que sientes. Editorial Palabras Aladas. Madrid.

Vila, I. (2003). Familia y escuela: dos contextos y un niño. La participación de los padres y las madres en la escuela. Editorial Graó. Barcelona.

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