Imagen generica
¿Aún no estás registrado?
Regístrate ahora, son 2 minutos

¿Y si paramos? Mindfulness, una herramienta para transmitir a nuestros niños y niñas

Laura Buitrón Daimiel

Publicado el 12/03/2022 20:03

mindfulness

Cada vez podemos leer más artículos o escuchar noticias sobre cómo la ansiedad y diferentes problemas mentales afectan desde edades muy tempranas, sobre todo desde que empezó la pandemia. Es cierto que poco a poco la sociedad va tomando consciencia sobre este tema y va calando más sobre la importancia que requiere. Sin embargo, desgraciadamente en pleno siglo XXI sigue siendo un tema tabú, del que no queremos hablar, y muchas veces ponemos una venda, rechazando por miedo, ignorancia o incluso vergüenza en muchas ocasiones. Y ahora bien, ¿Qué tiene que ver todo esto con la educación? Tiene que ver y mucho.

Los docentes estamos continuamente formándonos, adaptándonos a los cambios que nos demanda la sociedad, a las nuevas metodologías, a las nuevas pedagogías, siempre con el objetivo final de poder transmitir a nuestros niños y niñas lo mejor, y por supuesto estar al tanto de las últimas innovaciones educativas. El ser humano es resiliente por naturaleza, tenemos esa capacidad de adaptarnos a los cambios, y ciertamente, no es algo que podamos dejar de lado, es más, si no lo hacemos nos quedaríamos atrás y anticuados. Por ello, tras años de experiencia en el mundo de la educación, me hago y os hago una serie de preguntas para reflexionar ¿De qué sirve todo esto si no somos conscientes de cómo nos sentimos? ¿Sabemos parar? ¿Sabemos qué está pasando en este mismo momento dentro de nosotros? Tengo que deciros, desde mi honestidad, que la respuesta es que no, a simple vista puede ser que sí, pero ¿realmente paramos para sentir esto? Como docentes ¿Cómo transmitimos esto a las nuevas generaciones que estamos acompañando?

Cuántas veces hemos oído de nuestros amigos, amigas, familiares, conocidos, conocidas ¡Es que no tengo tiempo! O bien como dicen los maños ¡No me da la vida! Pues parece curioso pero es así, y me gustaría preguntar, ¿de verdad no nos da la vida? ¿o realmente la sociedad en la que estamos sumergidos nos hace creer que no nos da la vida? La pandemia nos enseñó a parar y paramos de verdad, ¿pero esta situación nos ha enseñado a parar de verdad?  Al final vemos que todo esto tiene consecuencias, y no solo en los adultos sino en los niños y las niñas. Y es por eso que pregunto: ¿Qué le falta a nuestro sistema educativo? ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué podemos hacer como docentes?

Como docente he vivido todo tipo de experiencias, tanto negativas como positivas, con mucho estrés generado por la poca empatía hacia estos pequeños seres, ratios inadecuadas, poca flexibilidad en el horario, entre otras cosas. Mi intención no es juzgar con esto, pero por favor paremos a pensarlo y reflexionarlo. Con todo mi respeto, y desde mi humilde opinión, los currículos están bien definidos y estructurados, pero ¿de verdad se lleva al aula respetando las necesidades, intereses y tiempos de los niños? Quiero pensar que cada día se está reflexionando más sobre ello y que cada vez hay más profesionales dispuestos a cambiar nuestro sistema escolar, pero ¡Queda tanto por mejorar! Me considero una profesional a la que le gusta estar al tanto de las últimas innovaciones educativas. En el 2020, decidí apostar por una nueva formación y así es como el MINDFULNESS llegó a mi vida.

Pero ¿qué es el mindfulness? Muchas personas hacen comentarios tipo “¡Ah sí, eso que está tanto de moda para poder relajarse!”. Me gustaría hacer un breve resumen para que todo aquel que esté leyendo pueda entender de la manera más sencilla qué es mindfulness. Pues bien, es una herramienta que se basa principalmente en trabajar la consciencia, el estar presente aquí y ahora. Se trabaja, por un lado, mediante prácticas formales, es decir, a través de diferentes meditaciones. Y por otro lado, mediante prácticas informales, como por ejemplo, prestar atención cuando realizamos actividades cotidianas como lavarse los dientes, comer, mantener una conversación con actitud de escucha, es decir, tomar consciencia de lo que estamos viviendo y estar presentes sin pensar sobre lo que nos atormenta del pasado o lo que nos preocupa del futuro. En Educación, tratamos de enseñar a los niños todo esto a través de distintos ejercicios, como por ejemplo, aprender más sobre nuestra respiración colocando un peluche sobre nuestra tripa y observando cómo sube y baja, poner atención a los sonidos que escuchamos, trabajar mediante retos y juegos, entre otros. La idea es hacerles ver que cuando prestamos atención se abre un MUNDO DE EXPERIENCIAS, pero si el ADULTO no es capaz de verlas será IMPOSIBLE transmitir a los niños que estamos AQUÍ Y AHORA.

Antes de conocer un poco más sobre esto, me recomendaron hacer una formación conocida como MBSR, que  traducido al español sería “Reducción del estrés basada en la atención plena” y es que como he comentado anteriormente, para poder transmitir a los niños todo esto, nosotros somos los primeros que tenemos que trabajar en nosotros mismos. Mucho se habla de trabajar las emociones en las aulas, cuando muchas veces ni nosotros sabemos cómo gestionar las nuestras propias. Y aquí me gusta mucho este pequeño fragmento de una de las ponencias de Mar Romera, especialista en Educación Infantil e inteligencia emocional; “Enseñar de corazón a corazón. No puede ser la educación del saber tiene que ser la educación del ser. Los maestros y maestras tenemos que enseñarnos primero a nosotros, trabajar nuestro equilibrio emocional que será el principal modelo para nuestros alumnos y alumnas”.

Después de este curso MBSR, me adentré en el mundo del mindfulness. Y ojalá me hubieran enseñado estas herramientas en mi niñez, en los momentos que me frustraba, en los que sentía ansiedad por un examen, en los que mi mente mono no dejaba de saltar de un lado a otro con pensamientos negativos por un simple enfado, y ojalá alguien me hubiera dicho, “¡No te preocupes, lo que sientes es normal!” ¡Permítete sentirlo! En lugar de decirme “No te pongas así” “No llores” “No te enfades”.

Poder sentirnos mejor con nosotros mismos o simplemente permitir sentir lo incómodo, sabiendo cómo gestionarlo, es un ejemplo de cómo podríamos enfocar la nueva educación. Es cierto que hay cosas que no están en nuestras manos, pero hay cosas que sí. Yo soy de las personas que cree que todos juntos, dados de la mano, podemos cambiar la educación, poco a poco con cada paso, con cada detalle, aportando nuestro granito de arena, podremos cambiar el mundo. Y es por ello, que hoy escribo esto para que a aquellos que le resuenen y sientan la mínima curiosidad indaguen para mejorar, para mejorar pero siempre desde el corazón. Siendo conscientes que lo que verdaderamente importa es ESTAR BIEN Y SER FELICES, al fin y al cabo es el principal objetivo de todos.

Para concluir, considero imprescindible que los maestros, maestras, padres, madres y todo aquel que esté en contacto con la infancia se formara en esta herramienta, no viéndola como algo obligatorio sino como algo que sería beneficioso para todo el mundo. Quizá de esta manera podríamos evitar muchos de los problemas que hoy en día abundan, como las guerras.

Me gustaría terminar con una frase célebre del monje budista zen Thich Naht Hanh, haciendo alusión a sus enseñanzas y haciéndole un pequeño homenaje por su cercano fallecimiento “No se puede transmitir sabiduría y conocimiento a otra persona. La semilla ya está ahí. Un buen maestro toca la semilla, lo que le permite despertar, para germinar y crecer”.

 

 

 

 

 

26
“¿Te ha parecido interesante este artículo? ¡Dale a me gusta!