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"La salud mental de los docentes en peligro: los riesgos psicosociales de una profesión vital"

Concepción Moreno Alcaide

Publicado el 23/10/2023 20:10

Introducción

En los últimos años han aumentado considerablemente las exigencias que la sociedad demanda a los docentes de hoy en día: se pide que estén preparados y dominen su materia específica, que conozcan y sepan aplicar los mejores métodos didácticos y pedagógicos, que comprendan la psicología de sus alumnos y se adapten a ella, que estén al día de los continuos cambios legislativos para su aplicación, que lleven a cabo una atención personalizada, siendo sensibles a las dificultades específicas de cada alumno, que motiven a los estudiantes, diversificando los métodos de enseñanza y haciendo uso constante de las nuevas tecnologías,…

Muchas son las causas que han propiciado esta evolución de las características del trabajo de los docentes: nuestra sociedad está en continuo cambio y adaptación, las estructuras tradicionales de la familia se diversifican creando multitud de situaciones que ven su reflejo en los jóvenes y en su práctica educativa. El aumento de la diversidad cultural o el continuo cambio en las legislaciones en materia de enseñanza complican también la situación del docente, por no hablar del establecimiento de la sociedad tecnológica como base de nuestras relaciones tanto en el ámbito laboral como en el personal.

Como consecuencia directa tenemos el claro empeoramiento de las condiciones de trabajo de los docentes, hecho que se puede constatar fácilmente en los últimos años en los medios de comunicación. Esteve (1994) habla de “malestar docente” como constatación de la realidad que se viene dando en las aulas desde hace ya varias décadas.

  1. Así, el término malestar docente se utiliza para: “Describir los efectos permanentes de carácter negativo que afectan a la personalidad del profesor como resultado de las condiciones psicológicas y sociales en que se ejerce la docencia”

Cabe destacar el aumento de los riesgos psicosociales en contraposición con los riesgos físicos que sufren los docentes: estrés, burnout, mobbing, son palabras que nos son a todos familiares. Como es lógico, esta situación tiene su reflejo en la calidad de la enseñanza que reciben nuestros jóvenes, por todo lo cual queda plenamente justificada la investigación en este campo con el fin de analizar las causas y plantear medidas preventivas y de intervención que modifiquen la actual problemática y nos conduzcan a una mejora progresiva de las condiciones laborales de estos profesionales tan valiosos para la sociedad.

 

El estrés

El estrés es una de las dolencias más comunes que aquejan a los docentes en la actualidad. Se entiende de manera general como un desajuste entre las demandas a las que es sometido el trabajador y las capacidades y recursos de los que dispone para hacer frente a dichas demandas. Esta definición está claramente relacionada con el aumento de las exigencias laborales que vienen sufriendo los docentes en los últimos años, como acabamos de comentar.

Hay muchas variables que influyen en la aparición del estrés: ambientales, que quizás son las que tienen menos repercusión en contraposición con las organizacionales o las individuales, ya que una misma situación puede ser percibida de forma muy distinta por unas personas u otras. Veremos más adelante los factores de riesgo con más detalle.

Las consecuencias del padecimiento del estrés pueden ser de índole fisiológica, como problemas cardiovasculares o de índole psíquica, como ansiedad o incluso depresión.

 

El síndrome de “Burnout”

Según Christina Maslach, una de las psicólogas que más ha estudiado el síndrome de “burnout” y autora del MBI, el instrumento más utilizado para su medición, este síndrome consiste en un estrés crónico producido por el contacto con los clientes, el cual lleva a la extenuación y distanciamiento con los beneficiarios del trabajo (Maslach, 1977).

Destaca el hecho de que esta dolencia está principalmente relacionada con profesiones de carácter asistencial, como es el caso de los docentes.

Sus variables o factores de riesgo son bastante coincidentes con los establecidos para el estrés, como veremos más adelante.

Las consecuencias principales descritas por la mayoría de los autores son el cansancio emocional, la despersonalización progresiva del trabajo y la insatisfacción en la realización personal.

Es importante igualmente mencionar las consecuencias que estas enfermedades tienen para la organización como son el deterioro de la calidad del trabajo, las bajas laborales, los conflictos internos, etc.

 

Salud laboral y profesión docente

En España, la legislación en materia de salud laboral tiene como referente la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos. En ella se reconoce que los daños derivados del trabajo pueden ser de índole física o psíquica y su prevención constituye el objetivo principal de dicha ley.

La Unión Europea, por su parte, insta a los Estados miembros a que promuevan la investigación de los trastornos de carácter psicosocial relacionados con el trabajo, en su Recomendación 2003/670/CE.

El Ministerio de Trabajo nos aporta datos, ya en el año 2000, acerca de la baja siniestralidad del sector de la enseñanza que contrasta, sin embargo, con un elevado porcentaje de profesionales que sufren trastornos psicológicos y estrés.

En contraposición a todos estos datos, el RD 1299/2006 que contiene el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la seguridad social en España, no contempla los síndromes, daños o patologías de origen psicosocial como enfermedades profesionales.

Por lo cual, podemos decir que se pone de manifiesto un desajuste entre la realidad que día a día tienen que vivir los docentes en el aula y los riesgos patentes que para su salud tiene y la actual normativa en materia de prevención en vigor en nuestro país. Sin embargo, el problema está ahí, y son muchas las investigaciones e intervenciones en materia de prevención que se están llevando a cabo y que deben de realizarse aún para poder reaccionar ante este grave problema que menoscaba la salud de nuestros docentes.

 

El marco legislativo en educación

Uno de los principales factores desencadenantes de la actual situación lo podemos encontrar en el continuo cambio legislativo en materia educativa que venimos sufriendo en nuestro país durante los últimos treinta años y que nos ha llevado, como todos sabemos, a la aprobación de la octava ley educativa de la democracia en España.

Por destacar algunas de las modificaciones que han ido introduciendo y que más han repercutido en la problemática actual del docente, podemos señalar la inclusión de padres y alumnos en la gestión de los centros, la ampliación del periodo de enseñanza obligatoria hasta los 16 años, la mayor flexibilidad en la definición del currículum por parte de cada centro o la integración de alumnos con necesidades educativas especiales.

 

Factores de riesgo

Son numerosos los estudios e investigaciones existentes acerca de los factores de riesgo que influyen en la aparición de patologías como el estrés y el burnout en los trabajadores en general, y los docentes en particular. Los podemos clasificar en dos grupos: los factores personales y los de trabajo y organizacionales.

  • Dentro de las variables personales, en un primer grupo estarían las variables sociodemográficas como el sexo, la edad, las relaciones familiares o características concretas del centro o de los alumnos a los que se imparten las clases. Respecto al resto de factores que veremos a continuación, la característica esencial de la mayoría de estas variables es que los autores no se ponen de acuerdo en determinar de qué manera influyen en la aparición de las patologías de origen psicológico en los docentes. Sí hay más consenso, por ejemplo, en afirmar que son los profesores de secundaria los más afectados, así como los que trabajan en centros situados en zonas suburbanas, que normalmente están más deprimidas social y económicamente.
  • Dentro de las variables personales nos encontramos con los factores intrínsecos a la personalidad del docente. El hecho de tener un elevado autocontrol, una personalidad resistente o una alta autoestima, se consideran factores de protección ante el estrés o el burnout. Sin embargo, una baja motivación frente al trabajo, la inestabilidad emocional o una elevada empatía, son factores que aumentan el riesgo y la propensión a padecer estas dolencias.
  • Por último, las variables del trabajo y organizacionales que influyen en la aparición del estrés y el burnout son muy diversas y van desde la sobrecarga de trabajo, consecuencia de elevadas ratios, gran burocratización, atención a chicos con necesidades educativas especiales, impartición de asignaturas de otra especialidad, etc., hasta falta de apoyo social (desprestigio de la profesión en los últimos años) o de buen clima de trabajo con los compañeros o con la dirección del centro. Factores como la falta de formación específica que responda a los continuos cambios y nuevas exigencias que se demandan o la creciente falta de disciplina en las aulas son también variables importantes a considerar.

 

Estrategias de prevención e intervención

Ante este panorama, es importante el estudio e investigación de las medidas de prevención e intervención que se pueden tomar para mejorar las condiciones laborales de los docentes, reduciendo el alto índice de problemas psicosociales que padece actualmente el colectivo, sin embargo, son mucho más numerosas las investigaciones basadas en el estudio de los factores desencadenantes de estas patologías que de las medidas a tomar para su erradicación. Estas se suelen agrupar en diferentes ámbitos, siendo común la creencia entre los autores de que la mejor intervención es la que contiene medidas que abarcan los diferentes aspectos que pasamos a citar.

Las estrategias individuales, que a su vez se centran en diversos aspectos de la persona: el aspecto físico, con técnicas de relajación, respiración, el entrenamiento de la conducta, potenciando la asertividad, por ejemplo, o técnicas cognitivas para el control del estrés entre otras.

Las estrategias sociales se centran principalmente en desarrollar habilidades de interrelación, trabajo en equipo y apoyo grupal de manera que el docente gane confianza y experiencia con el apoyo de sus iguales.

Las estrategias organizacionales pueden ser muy variadas, desde la mejora de la comunicación interna y los procesos de feedback para poder mejorar continuamente el desempeño realizado a la planificación adecuada de las tareas, estableciendo objetivos realistas y alcanzables que fomenten el esfuerzo por la mejora continua.

Actuar sobre los tres ámbitos será la forma más efectiva de trabajar la prevención de patologías como el estrés y el burnout.

 

Conclusión

La situación que se ha intentado describir es una realidad que por desgracia es bastante frecuente y afecta a un gran número de profesionales del sector docente.

Sin embargo, la Constitución Española recoge en su Art. 27 el derecho a la educación como uno de los derechos fundamentales de los españoles.

“Todos tienen el derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.”

“La enseñanza básica es obligatoria y gratuita”.

ART. 27 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA

Si todos estamos de acuerdo en la importancia del acto educativo, deberíamos aunar esfuerzos a todos los niveles por investigar y actuar de manera fundamentada y consensuada para mejorar las condiciones laborales de los docentes ya que ello redundará igualmente en la mejora de la calidad de la enseñanza en nuestro país.

 

BIBLIOGRAFÍA

CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA de 1978 (BOE nº 311, de 29 de diciembre).

ESTEVE, J.M. (1994): El malestar docente. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. Barcelona.

LEY 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (BOE nº 269 de 10 de noviembre).

MASLACH, C. (1977): “Burnout: A social psychosomatic analisis”. Comunicación presentada en Meeting of American Psychological Association. San Francisco.

REAL DECRETO 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y se establecen los criterios para su notificación y registro (BOE nº 302, de 19 de diciembre).

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