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Educación emocional en el aula. Metodologías y teorías

Sheila Tejeda Ezquerro

Publicado el 29/09/2021 20:09

La educación emocional, la gran olvidada en la educación tradicional, está por fin haciéndose hueco en las aulas de la era educativa 3.0.

A raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, comúnmente conocido como COVID-19, han sido múltiples personas las que han reconocido la importancia de tener conciencia de las emociones. En el año 2020 hubo casi 2.000.000 de contagiados que tuvieron que aislarse por motivos de salud pública y muchos de estos fallecieron sin poder despedirse de sus familiares. Estos episodios recientemente vividos, han dejado huella en la sociedad y por lo tanto en los estudiantes. Es por eso que, ahora más que nunca, debería trabajarse la educación emocional; para saber qué estamos sintiendo, por qué y cómo gestionarlo.

Situaciones como estas, nos hacen darnos cuenta de la falta de herramientas que hay para enfrentar o reconocer las emociones, cuando estas juegan un papel fundamental tanto en el desarrollo de la educación como de la persona.

Una vez se ha mencionado esto, conviene saber que Bisquerra y Pérez (2012), definen la educación emocional como un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo de las competencias emocionales como elemento esencial del desarrollo humano, con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social (p.1).

Las competencias emocionales que se mencionan anteriormente, pueden encontrarse dentro del Sentido de la Iniciativa y Espíritu Emprendedor de la LOE modificada por la LOMCE. Por lo que la educación emocional tendría que ocupar un lugar tan prioritario como Lenguaje o Matemáticas.

No podemos olvidar mencionar a autores que también han hecho apología con respecto al tema, como Gardner (1987), ya que cuenta dentro de sus inteligencias múltiples tanto con la inteligencia intrapersonal (conocerse a sí mismo) como interpersonal (identificar las necesidades de los demás y ser empáticos).

Pero, ¿es realmente importante  la educación emocional en el ámbito educativo?

Pues bien, para mostrar la respuesta a la pregunta vamos a mencionar el famoso Efecto Pigmalión. Aquí entran en juego términos tan relevantes como el autoconcepto, la autoestima y las emociones.

El Efecto Pigmalión o la “profecía autocumplida” (Rosenthal y Jacobson, 1964) sostiene que si apoyamos emocionalmente tanto de manera positiva como negativa las capacidades de otra persona, vamos a influir en ellas de esta misma manera.  Es decir, que si a un niño le decimos que no va a aprobar, es muy probable que el estudiante se clasifique a sí mismo como inútil  con relación a  esa área y tome una actitud pasiva.

Lo mismo pasaría en el caso contrario; si a un grupo de alumnos se les dice que van a hacer un examen muy sencillo, probablemente les tengan mejores resultados que a un mismo grupo de alumnos al que no se les mencione ningún comentario al respecto.

Como consecuencia, últimamente están ganando relevancia debido a sus buenos resultados, las técnicas de refuerzo positivo; donde se premia el esfuerzo y no se penaliza por los errores.

Nuestros estudiantes, normalmente, al estar en edad de desarrollo de su autoconcepto y autoestima son influenciados en gran parte por su ambiente más cercano (familia, amigos, profesores).

Es por esto que no debemos dejar de lado la importancia de crear aulas con un ambiente seguro, agradable y en el que los estudiantes desarrollen sentimiento de grupo. Esto puede beneficiar enormemente al desarrollo de la persona y además puede mejorar el rendimiento escolar.

Krashen (1981), también resaltan esto con su hipótesis del filtro afectivo. El lingüista y psicólogo, menciona que la motivación, la confianza en sí mismo, la ansiedad y el trato personal son influyentes en el aprendizaje. Esto significa que estudiantes poco motivados, con baja autoestima o con ansiedad o introvertidos, pueden usar esas cualidades para crear una “barrera” que dificulta la recepción de contenidos.

Métodos innovadores como Suggestopedia (Lozanov, 1988) también avocan por buscar el bienestar y un ambiente cómodo y cercano para los alumnos, para evitar esa barrera de filtro afectivo.

Esta metodología usa la sugestión y la relajación para obtener mejores resultados en cuanto a aprendizaje, tiene en cuenta un mobiliario de clase cómodo (sofá, cojines) e incluye elementos recurrentes como música, dramatizaciones y técnicas emocionales.

Para concluir, me gustaría añadir una serie de preguntas retóricas para reflexionar. ¿Por qué los adultos tenemos días malos y no comprendemos que los niños y adolescentes también pueden tenerlos? ¿Por qué se nos ha enseñado a restar importancia a cosas que de verdad son importantes para otro?

Un adulto con cuadro depresivo no puede ir a trabajar, pero un niño con cuadro depresivo tiene que ir al colegio, porque son “cosas de críos”.

La sociedad en conjunto, y en concreto los maestros, tenemos el poder de hacer que cada uno de nuestros alumnos se sienta escuchado e importante. Podemos lograr construir un ambiente de confianza donde desaparezca su barrera de filtro afectivo y donde se sientan completos.

Como menciona Goleman (2010), «El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.»

Seamos y dotemos de herramientas para construir piedras angulares.

BIBLIOGRAFÍA

Bisquerra, R. y Pérez, N. (2012). Educación emocional: estrategias para su puesta en práctica. Revista de la Asociación de Inspectores de España [en línia], nº16 pp.1.

Gardner, H. (1987). La teoría de las inteligencias múltiples. Santiago de Chile: Instituto Construir. Recuperado de http://www.Institutoconstruir.org/centrosuperacion/La% 20Teor% EDa% 20de, 20, 287-305.

Goleman, D. (2010). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós. Recuperado de: https://ciec.edu.co/wp-content/uploads/2017/08/La-Inteligencia-Emocional-Daniel-Goleman-1.pdf

Krashen, S. (1981) Second Language Acquisition and Second Language Learning. Oxford: Pergamon Press.

Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre por la que la Ley Orgánica 2/2006, del 3 de mayo de Educación es modificada (LOMLOE).

Lozanov, G., & Gateva, E. (1988). The Foreign Language Teacher's Suggestopedic Manual. Gordon and Breach Science Publishers, PO Box 786, Copper Station, New York, NY 10276.

WEBGRAFÍA

https://www.mscbs.gob.es/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov/documentos/Actualizacion_276_COVID-19.pdf

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